Maryna Klochko posa sonriente junto a su hija Katya en la fachada del Ayuntamiento de Calzada de Valdunciel. EÑE

La nueva vida de Maryna, una ucraniana en Calzada de Valdunciel: “Dejar Ucrania fue una decisión dura”

Con tan solo 24 años, Maryna Klochko, natural de Kiev, llegó a España en marzo. Sola, con una mochila y únicamente por el bien de su hija Katya, de 3 años

Martes, 10 de enero 2023, 11:09

Tiene 24 años, llegó a España sin familia, sola con su niña, sin conocer el idioma, y vive a 3.700 kilómetros de Kiev (Ucrania), ahora devastada por la invasión rusa. La historia de Maryna Klochko tiene todos los ingredientes para ser el guión de una película dramática, pero su fuerza y arrojo han desembocado en una historia de superación y ejemplo de positivismo, trabajo, gratitud y amor.

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En marzo de 2022, Maryna llegó a España y dio con una familia de Calzada de Valdunciel que ofrecía ayuda a refugiados ucranianos a través de internet. “Fue muy difícil para mí tomar la decisión, puesto que dejé a mi marido y familia”, apunta la joven ucraniana. “Llegué a España sola con mi niña de tres años y una bolsa, nada más, pero mi marido y yo decidimos que era mejor para Katya vivir lejos del peligro”.

La joven, que hoy reside en Calzada, afirma que los tres primeros meses fueron los más difíciles para ella: “Mi vida no tenía nada que ver con la que tenía en Ucrania y es difícil asumir un cambio tan drástico”. A partir del tercer mes, una conversación con su marido hizo que Maryna cambiase su modo de ver este largo viaje, pues según relata, “esos primeros meses yo no estaba lista ni para pensar ni para crecer, pero mi esposo me hizo reaccionar y me animó a mejorar. Me hizo ver que tengo toda la vida por delante y a partir de ahí fui positiva y comencé a ver este cambio como una oportunidad; ahora solo quiero trabajar y evolucionar”.

Consiguió trabajo como limpiadora en un conocido hotel y poco después pudo alquilar un apartamento en el municipio para vivir con su niña: “Desde que llegué a Calzada, la gente se volcó conmigo y me ayudó con ropa, mantas e incluso juguetes para mi pequeña; voy a estar toda la vida agradecida y en deuda con las oportunidades de trabajo y apoyo que me han ofrecido en España, ¡ha sido increíble!”.

Maryna y Katya forman ya parte de Calzada y así lo expresa: “Me siento como en casa y planeo quedarme”. Afirma que la pequeña, aunque extraña mucho a su padre a diario, se ha acoplado bien al colegio: “Ha aprendido el idioma sin esfuerzo y le encanta comunicarse con sus amigos. Estoy orgullosa de mí, pero sobre todo de ella, porque entiende la situación con tan solo tres años”.

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Reconoce que vive con el miedo a que “un día me llegue un mensaje de que ha caído una bomba donde están mis familiares”, y eso es muy duro para Maryna; pero ella misma se está forjando un futuro, aunque sea lejos de su tierra y sorprende su positivismo: “Pocas personas me han visto llorar o quejarme durante estos meses a pesar de que hay días en los que estar aquí sola con mi hija es muy duro”.

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