Momento de la apertura de la puerta santa del convento de las Carmelistas de Mancera de Abajo. J. HOLGUERA

La localidad que abre su puerta santa con motivo del Año Jubilar

Mancera de Abajo se suma así a la conmemoración del Año Jubilar de Santa Teresa decretado por el papa Francisco | El nuevo acceso santo permanecerá abierto hasta el 15 de octubre de 2023 y los fieles podrán ganarse las indulgencias

Lunes, 31 de octubre 2022, 09:50

La lluvia no evitó este domingo la solemne celebración de apertura de la puerta santa del Monasterio de Nuestra Señora del Carmen y San Juan de la Cruz, de las Carmelitas Descalzas de Mancera de Abajo, con motivo del Año Jubilar de Santa Teresa. En el acto participaron, entre otros, el párroco, Fernando Gutiérrez; el vicario general de la Diócesis, Florentino Gutiérrez; y el prior de los Carmelitas Descalzos de Salamanca y Alba de Tormes, Miguel Ángel González.

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La pequeña capilla de este monasterio de monjas dedicadas a la vida contemplativa es desde este pasado domingo uno de los diez templos en los que se puede conseguir la indulgencia plenaria del Año Jubilar Teresiano hasta el 15 de octubre de 2023, otorgado por el Papa Francisco a través de la Penitenciaría Apostólica “con el fin de acrecentar la religión de los fieles y la salvación de las almas”, según dio a conocer Miguel Ángel González a través de la lectura del correspondiente decreto pontificio, mediante el cual “concede la indulgencia plenaria bajo las condiciones de costumbre”.

En concreto, los fieles que quieran alcanzarla deben tener en cuenta que será preciso llevar a cabo “confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice”. Esta “podrá ser ganada por todos los fieles verdaderamente arrepentidos e impulsados por la caridad”, consideró el prior de los Carmelitas.

En su intervención, el párroco hizo una petición para que “quienes se acerquen a este hogar, casa, palomarcito de Santa Teresa descubran y profundicen más en Cristo y en el misterio de su Iglesia, así como ella lo hizo”. Posteriormente, el vicario general de la Diócesis procedió a la apertura del templo. Por su puerta accedió él mismo, en primer lugar, y detrás el resto de sacerdotes y todos los asistentes.

Ya en el interior del templo, un feligrés realizó una lectura y comenzó la celebración de una eucaristía embellecida por la participación del coro de las monjas que delicadamente habían preparado esta ceremonia, con ensayadas interpretaciones y una ornamentación especial, en la que destacaba la decoración floral. También hubo flores blancas en la puerta acompañadas de ramas verdes y otros elementos ornamentales.

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