La fortaleza que intimida en Ledesma

Se trata de un castillo del siglo XII, que tuvo un papel destacado como baluarte defensivo

Lunes, 19 de octubre 2020, 22:46

Hablar de la villa de Ledesma implica inevitablemente referirse a una parte significativa de la historia de la provincia de Salamanca. Ciudad de frontera por excelencia —tanto en la época romana como después en la Edad Media—, Bletisa remonta su origen a tiempos prehistóricos, aunque su verdadero protagonismo llega en época romana y se mantiene después durante el medievo, donde llega a convertirse, gracias a su fuero, en un notable centro político, económico y de comunicación de las tierras de León.

Publicidad

Es precisamente en esta etapa (siglos XI y XII) cuando tiene lugar la repoblación definitiva de la comarca con gentes procedentes del norte y mozárabes del sur. Su estratégica ubicación junto al río Tormes y su fácil defensa, llevan al rey Fernando II de León a proyectar la construcción de una fortaleza sólida y firme capaz de intimidar y disuadir toda incursión enemiga. Poco queda de aquella construcción originaria, ya que la forma definitiva del castillo —que podemos contemplar hoy en día— llega en el siglo XV, cuando Don Beltrán de la Cueva es nombrado primer conde de Ledesma. Desde sus orígenes, el castillo siempre perteneció a la corona, pero había sido cedido en diferentes ocasiones a la nobleza. Todo eso cambia en 1462, cuando Enrique IV de Castilla hace entrega del inmueble junto con el escudo de la villa a su valido Don Beltrán de la Cueva, a partir de entonces Conde de Ledesma. El castillo permanece en manos de los herederos del Conde de Ledesma hasta el siglo XVIII.

Desde su construcción, tanto el castillo como la propia villa jugaron un importante papel dentro de la fiscalidad de la zona. No en vano, el marqués de Alcañices, Conde de Ledesma, impuso el cobro por el derecho de portazgos, es decir, que estableció el pago de una cuota para atravesar el puente sobre el Tormes. Dicha cuota también se aplicaba a las ovejas por encontrarse en una de las cañadas de la Mesta.

De propiedad municipal, este inmueble, que se encuentra adosado a la muralla de la localidad, se ha convertido desde hace años en un lugar de encuentro para los vecinos de Ledesma. Y después de las últimas restauraciones, también en un espacio de celebración para diferentes actividades. La Diputación quiere que estos bienes mantengan viva su actividad y proyección y para ello pondrá en marcha el próximo año una línea de ayuda dirigida especialmente al mantenimiento de los castillos de titularidad pública y en mejor estado de conservación.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad