La zona de La Ramajería, en la comarca de Vitigudino, el Campo de Argañán en Ciudad Rodrigo, junto a la Sierra de Béjar y el Alto Tormes encabezan el problema de la despoblación en Salamanca, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, al integrarse en ellas los pueblos que más vecinos han perdido en lo que va de siglo.
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Esta larga lista de municipios la encabeza Navamorales, la pequeña localidad del Alto Tormes, que desde el año 2000 ha perdido a casi el 70% de su censo al pasar de los 172 habitantes que tenía entonces a los 52 con los que contaba a 1 de enero de 2020, como confirma el último registro del INE. La sangría que ha sufrido en estos 20 años la convierten, además, en la cuarta que más población ha perdido en toda Castilla y León. También en la comarca de Béjar, otros pueblos han sufrido el zarpazo de la despoblación como Aldeacipreste, con cerca de un 53% menos de vecinos, Molinillo (-52%) o El Tejado (-50,8%).
“En estos pueblos tan pequeños la despoblación se debe a las defunciones que hay cada año porque la gente que vive en ellos son mayores de 65 años”, explica Alberto del Rey, experto en demografía de la Universidad de Salamanca, para quien la “clave” para luchar contra la despoblación está, en primer lugar, en evitar que quienes ya viven allí se marchen. “La gente cuando envejece y tiene algún problema de salud abandona el pueblo para irse con los hijos o a una residencia. Eso, en parte, podría evitarse manteniendo los servicios médicos”, asegura.
Otra de las zonas de la provincia más castigadas por la despoblación es Campo de Argañán, en plena comarca de Ciudad Rodrigo, que aglutina a buena parte de las localidades con las mayores caídas en los padrones. Es el caso de Alameda de Gardón, la tercera en el ranking, al haber perdido al 56% de sus vecinos, a la que siguen Alberguería de Argañán (-47%); Puebla de Azaba (-46%) y La Alamedilla (-46%). En la zona están también pueblos como Herguijuela de Ciudad Rodrigo (-51%); San Miguel de Robledo (-50,4%) y La Encina (-49%)
La caída en picado en los censos podría cambiar con la pandemia y con el “descubrimiento” del teletrabajo, algo que se verá a largo plazo. “Tenemos que conseguir consolidar lo que ahora parece casi como una moda, que es volverse al pueblo, y eso se consigue mejorando las comunicaciones, tanto por carretera como de acceso a Internet”, señala Del Rey.
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También la comarca de Vitigudino, y más en concreto la zona de La Ramajería, es otra de las más afectadas por la pérdida de vecinos, con localidades como Iruelos (-49%); Brincones (-49%); Encinasola de los Comendadores (-46%) y Saldeana (-45%). En El Abadengo, también sin salir de la comarca vitigudinense, están otras localidades con censos preocupantes como Cerralbo (-45,7%) y Ahigal de los Aceiteros (-45%).
“Lo que tenemos que hacer es empezar a vender nuestros pueblos, algo que de momento no hemos sabido hacer en Castilla y León”, concluye el experto de la Universidad de Salamanca.
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