Viernes, 17 de junio 2022, 13:32
Un llamativo caso del quebradero de cabeza que suponen las piscinas naturales para algunos ayuntamientos salmantinos es el de La Bastida. Mientras algunas localidades ponen en valor el contar con este tipo de instalaciones, a pesar de reconocer los inconvenientes, La Bastida rehusó de ... la gestión de una piscina municipal que le resultaba problemática. “Había que poner socorrista, no dejaban arreglarla, eran muchos gastos y problemas, y si pasaba algo más”, señala el equipo de Gobierno.
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Les preocupaba, principalmente, que un accidente grave o incluso una muerte pudiera pesar sobre sus espaldas, o que algún incidente se tradujera en multas para el Consistorio, ya que el mantenimiento podía jugar una mala pasada.
Para librarse de lo que consideraban una lacra, manifestaron su oposición a gestionar la piscina, y esta fue trasladada a escasos metros, los suficientes para no estar en el término municipal de La Bastida, aunque extraoficialmente sigue figurando en los aledaños al pueblo, tanto en la web del Ayuntamiento como en las búsquedas de internet. Su gestión corresponde ahora a una empresa ajena al Consistorio.
Esta situación de inquietud es en la que otros pueblos se mueven a menudo con la llegada del verano, a sabiendas de que en zonas de baño no autorizadas, pero populares y atractivas, hay una gran cantidad de bañistas. La solución de algunos para prevenir disgustos es desaconsejar el baño en pozas de difícil acceso, ríos y otros espacios no controlados y sin medidas de seguridad.
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