El pueblo salmantino que disfruta a base de folclore

En esta época estival es fácil encontrarse en los pueblos de Salamanca con alguna fiesta en la que el protagonista es el folclore más popular, el típico sonido de la gaita y el tamboril o la dulzaina y las castañuelas, pero no lo es tanto poder disfrutar de un ancestral instrumento como el pandero cuadrado, original y casi endémico de la comarca de El Rebollar.

Una oportunidad que este sábado tuvieron los vecinos y visitantes de Peñaparda que volvieron a disfrutar, después de dos años de obligado parón pandémico, de los inimitables sonidos folclóricos del pandero cuadrado en la vigésimo segunda edición de la Fiesta del Pandero Cuadrado, organizada por la asociación local, que preside Toñi Collado.

Una celebración que, como arrancan todas aquellas fiestas que se precien, se inició con el pasacalles musical por las calles de Peñaparda de los grupos que formaban parte del programa. Un pasacalles que finalizó en la plaza del Ayuntamiento.

A pesar del calor, por momentos incluso intenso, fueron muchas las personas que se acercaron hasta Peñaparda para vivir e integrarse en la Fiesta del Pandero Cuadrado, que gracias a la agrupación local tiene asegurada su pervivencia como lo atestigua el nutrido grupo de folcloristas infantiles que fue el encargado de abrir el festival.

Sobre el escenario, los bailes más tradicionales se realizaron al son que marcaban las “tocaeras” de Peñaparda, ya que son ellas, las mujeres peñapardinas, las que han conseguido que este arte de tocar el pandero cuadrado perviva hasta nuestros días.

La fiesta folclórica contó además con la participación de otras agrupaciones, como la de los jóvenes extremeños, sin olvidar al grupo folclórico de Peñaparda. La celebración y exaltación de lo propio, de lo común del pueblo de El Rebollar, culminó ya de noche con la actuación del grupo “Entavía”.

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