El Museo del Orinal de Ciudad Rodrigo roza las 1.400 piezas

Entre los singulares y excéntricos museos que se pueden encontrar en el mundo, está el del Orinal, nada más y nada menos que en el casco histórico de Ciudad Rodrigo. Con casi 1.400 piezas, y sumando con regularidad —la última incorporación fue en agosto— este inusitado museo se encuentra en la Plaza de Herrasti, y dejó hace poco más de un año de ser una copropiedad para quedar en manos de su actual gestor, el Ayuntamiento.

Entre las curiosidades que se pueden encontrar, está un ejemplar de cristal de murano del siglo XVIII, el favorito de la delegada de Turismo, Beatriz Jorge: “Está tintado con varios colores, y para ello ha sido necesario hornear a distintas temperaturas varias veces”, explica, fascinada por la laboriosidad.

El más antiguo es un bacín islámico del siglo XIII, y también se puede contemplar una réplica del ejemplar de exquisita cerámica china que el museo regaló al Rey Felipe y doña Leticia por su boda.

Así, desde lo vetusto y delicado, y desde tronos hasta escupideras incluso, unas 20.000 personas visitan anualmente este extravagante museo en el que también se encuentran orinales con inscripciones socarronas. El museo ha incorporado últimamente 30 nuevas piezas, y sigue creciendo, por lo que se calcula que superará las 1.400 con el tiempo. “Estamos pendientes de recoger una mini colección en Portugal, ni más ni menos”, señala Beatriz Jorge.

Marcos Iglesias Caridad, alcalde de Ciudad Rodrigo, hace hincapié en la importancia de este asequible museo. “Está muy bien ubicado, en plena Plaza de Herrasti, junto a la catedral, por donde pasan todos los visitantes, y sin duda es uno de los elementos más atractivos de la ciudad”, indica el primer edil, quien recuerda que en Europa solo Berlín cuenta con una muestra comparable a la de Miróbriga.

El origen de este museo se remonta a un ilustre mirobrigense: José María del Arco “Pesetos”. Inició la afición por coleccionar orinales, una curiosa vocación, apunta Beatriz Jorge: “En lugar de coleccionar sellos coleccionaba orinales, que ocupan mucho más espacio”.

Las conexiones familiares cruzaron el charco gracias al matrimonio del coleccionista con una británica, lo que le condujo a adquirir piezas cada vez más especiales y de procedencias más lejanas a finales de los años noventa del pasado siglo.

Tras su defunción hace más de diez años, la vasta colección dio forma al actual museo, que cada vez llega más a los oídos de la gente, consiguiendo constantemente más donaciones de altruistas que desean contribuir a aumentar el tesoro de esta exposición.

El alcalde no duda en hacer un llamamiento a los mirobrigenses que puedan tener en sus hogares orinales desamparados: “Quien tenga orinales y no sepa qué hacer con ellos, que sepa que aquí tienen un lugar, y pueden contribuir a su ciudad de este modo”.

Beatriz Jorge recalca el hecho de que es muy difícil adquirir orinales a día de hoy; tan solo en tiendas especializadas de ortopedia. Los más actuales de la muestra aún se pueden ver en los hospitales, donde se usan cuñas para los enfermos y personas ingresadas, por ejemplo.

Los diseños son interminables en el Museo del Orinal de Ciudad Rodrigo y tocan incluso al legendario Gaudí, con una pieza del Marqués de Comillas. También se puede apreciar la elegancia francesa a través de una cuña de 1.870, entre otras maravillas de este arte sanitario.

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