Emi Coria Sánchez cierra la puerta de la iglesia parroquial de San Martín de Villaflores. J.HOLGUERA

El hombre que sigue anunciando las muertes y las fiestas a toque de campana

Emi Coria Sánchez toca las campanas de manera manual desde hace 15 años en la iglesia de Villaflores, municipio donde también es concejal

Domingo, 16 de abril 2023, 18:14

El toque de las campanas en localidades como Villaflores puede convertirse en algo imprescindible para los habitantes del lugar, sobre todo teniendo en cuenta que la iglesia puede ser el espacio que en más ocasiones reúne a vecinos del pueblo a lo largo del año. ... Detrás de ese tañer de las campanas está la mano del que las hace sonar, que en este caso corresponde a la de Emi Coria Sánchez, a quien le gusta definir su labor como de “colaborador parroquial”. Lleva asumiendo este papel desde hace más de 15 años. “Si hay misa de domingo repico, y si es fiesta el repique es más largo”, explica. Otro toque que conoce es el de fuego “tan, tan, tan ”, que es más ligero. El más triste sin duda es de muerto, lento y que estremece a cada vecino a pesar de ser de los que más suenan últimamente.

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Emi pertenece a ese reducido número de personas que hacen que las campanas sigan sonando tocadas por la mano del hombre, sin artilugios electrónicos o mecánicos, como ya se hace en la mayoría de municipios.

De hecho, el comité de Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO decidió, a finales del año pasado en la ciudad de Rabat, incluir esta práctica en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial para ponerla en valor.

“Emi nos anuncia tanto las fiestas como si se nos muere alguien”, explica el alcalde de Villaflores, Vicente González, con quien Emi comparte equipo de Gobierno, ya que también es concejal del Ayuntamiento desde hace cuatro años formando parte de las comisiones de Festejos y Obras.

Antes ya trabajó como alguacil de Villaflores durante cuatro años y medio y fue empleado de la Feria Monográfica de Salamanca por temporadas durante 15 años, desde 1992. Al principio dice que iba seis meses por año, después tres o cuatro. También fue maquinista, vaquero y agricultor. Pero comenzó trabajando como pastor junto a su padre, el “señor” Balbino Coria en la finca de Mazores. “Hago de todo, voy a ver si aprendo a cantar misa para cuando falte Anastasio (el párroco)”, bromea.

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Sus tareas en la iglesia del pueblo no se limitan a tocar las campanas, ya que también limpia y organiza por igual. Además, se encarga de colocar las imágenes. “Bajo los santos cuando es fiesta y después los vuelvo a poner en su sitio”, detalla. Igualmente, se conoce cada detalle del gran templo parroquial que se encuentra enclavado en un altozano. Visita casi a diario esta iglesia dedicada a San Martín. Con orgullo, muestra la réplica del cuadro de la Coronación de la Virgen de Fernando Gallego que guarda el museo diocesano en Salamanca, pero que “es de Villaflores”, recuerda a la vez que señala otras joyas del templo.

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