La lengua propia de El Rebollar, la palra, se está perdiendo irremediablemente con el paso del tiempo. Al contrario de lo que sucede en determinadas regiones, no se imparte en talleres ni escuelas ni tanto existe apoyo desde las administraciones públicas. En 2011, los ... expertos calcularon que había unos 2.400 hablantes de esta lengua, cifra que ha continuado en descenso desde entonces. Todo ello a pesar de la aprobación en las Cortes regionales de una enmienda a los presupuestos generales de la Junta de Castilla y León, presentada por Unión del Pueblo Leonés, UPL en 2017, con el fin de impartir la palra en El Rebollar, una oportunidad que no resultó fructífera.
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La solicitud pedía que se destinaran 50.000 euros del presupuesto regional con el fin de confeccionar “material didáctico sobre el dialecto comarcal de la lengua leonesa”, en las comarcas de El Rebollar y Las Arribes, en Salamanca, tomando como base los estudios realizados por estudiosos y catedráticos de filología. Los impulsores lamentaron el desenlace en su momento: “Es algo que siempre va a quedar en humo”.
La migración, por otro lado, ha contribuido a perpetuar el idioma debido a normas más laxas acerca de la utilización del castellano, o a su ausencia como lengua oficial. Es por ello que la palra se conserva en mayor medida en países como Francia.
El único homenaje que sobrevive en algunos pueblos de El Rebollar de manera permanente se reduce a carteles y nombres de calles. Ejemplo de ello es Robleda. Esta es, junto a la iniciativa de algunos hablantes de la palra que luchan por su supervivencia, la cara más amable de la puesta en valor de un dialecto que en el pasado pasaba por una forma vulgar de hablar, propia de un pueblo, pero con una larga historia detrás, un dialecto leonés que coexiste con variantes muy parecidas en otras partes de España, como destacan los expertos.
De hecho, desde León se ha estimulado y apoyado de manera activa la publicación de cuentos en la palra. Publicaciones de expertos filólogos, cuentos y libros que recogen esta lengua, se han convertido en valiosos referentes que, al contrario de los hablantes, la mayoría de avanzada edad, sobrevivirán con el paso inexorable del tiempo para que la tradición oral y escrita no se esfume del todo.
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Asociaciones, jornadas de patrimonio, encuentros y congresos de lenguas minoritarias velan en la actualidad por preservar este dialecto de El Rebollar sin más apoyo que el de los propios interesados en el mismo. En Francia tan solo unos 1.800 jóvenes conocen esta lengua que podría acabar muerta como el latín.
Durante mucho tiempo se pensó de este tipo de lenguas. La palra significa, en realidad, “el habla”. En un término más afrancesado sería también válido decir “la parla”, que proviene de parlé. Los orígenes se remontan al siglo XII y XIII, aunque ha ido evolucionando desde entonces con términos del portugués y arcaísmos castellanos.
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La terminología más curiosa se encuentra en temas como la tradición popular, fiestas, folklore, costumbres, labores y trabajos rurales, y todo aquello que hace referencia a la vida en tiempos pasados de El Rebollar.
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