Domingo, 21 de agosto 2022, 19:02
La realidad de Salamanca y de su medio rural reflejan los efectos de la despoblación. Un problema que afecta especialmente a las mujeres. Desde 2003, la pérdida de habitantes en los municipios salmantinos ha afectado más al género femenino que al masculino. En concreto, dos de cada tres localidades han perdido más mujeres que hombres durante este periodo. Los expertos coinciden en señalar que la falta de expectativas laborales y la ausencia de servicios básicos influye aún más en ellas, lo que reduce las posibilidades de los pequeños municipios de retener o atraer mujeres, sobre todo a las que están en edad de formar una familia.
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Salamanca cuenta con 362 localidades. En 246 la pérdida de población ha sido más intensa entre las mujeres que entre los hombres, el 68% del total, según los datos de empadronados del Instituto Nacional de Estadística en 2003 y 2021 —este año es el último disponible por localidad—. Lo contrario, que el descenso de población se haya centrado más entre los varones que entre el género femenino, resulta menos habitual, ya que solo se ha dado en 71 municipios.
Los datos dan la razón a los que piensan que una de las medidas para frenar la despoblación pasa por convencer a las mujeres para que se queden en los pequeños municipios. Por eso medidas como la adoptada por la Consejería de Agricultura, que ha quitado la ventaja que se daba a las mujeres para obtener ayudas, política que seguirán las de Industria y Empleo y de Cultura y Turismo, ambas también de Vox, resultan contraproducentes para los expertos en demografía.
Uno de los escollos del medio rural para atraer población son las expectativas laborales. El empleo se centra en la mayoría de casos en la agricultura y ganadería, sectores que por tradición están muy masculinizados. De ahí que quitar ese privilegio en el acceso a ayudas para trabajar en el campo mande un mensaje negativo para atraer a mujeres, que apenas encuentran trabajo en el pueblo más allá de el sector primario.
La ausencia de servicios básicos también representa un problema. La mayoría de municipios salmantinos no disponen de guardería, por ejemplo, lo que dificulta la conciliación de la vida familiar y laboral y afecta especialmente a las mujeres. La existencia de colegios y servicios médicos también condicionan la posibilidad de captar a familias.
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El resultado son pueblos con menos mujeres que hombres y entre las que quedan, la mayoría son de avanzada edad. Una situación que en determinados municipios ya parece difícil de revocar.
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