Así viven la pandemia los pueblos salmantinos con menos de 50 habitantes

Para los vecinos de pueblos con cincuenta habitantes o menos el impacto de la pandemia no está siendo el mismo que en otras zonas con mayor densidad de población. “Aquí no hemos tenido ningún problema”, señala el regidor de Ahigal de Villarino, Ángel Herrero.

Siguiendo su día a día con normalidad, aunque cumpliendo las mismas medidas que en todas partes, las villas más pequeñas de la provincia no sufren ningún caso de COVID por el momento, y así es como esperan seguir hasta que termine todo.

Los alcaldes hacen hincapié no solo en el buen desarrollo de la pandemia a nivel local, sino en lo llevadero que resulta para ellos tomar ciertas medidas restrictivas. “El aislamiento para la gente que vive en zonas rurales como esta es distinto, estamos semiaislados ya”, afirman.

Mientras la situación puede ser apabullante en las ciudades, este inusitado episodio de la historia es bastante llevadero en el extremo opuesto, allí donde hasta ahora todo parecían desventajas. Romper con la socialización resulta más fácil, y también aprender a convivir con el coronavirus mientras no quede más remedio.

La rutina se desarrolla con toda la normalidad que es posible, tanto es así, que los alcaldes no cesan en sus tareas laborales mientras comentan con naturalidad cómo se ve la crisis del coronavirus desde un prisma muy distinto, en el que la seguridad se encuentra en zonas despobladas en peligro de extinción.

Incluso donde hay vecinos viajeros que van y vienen, la preocupación es mínima, aunque más palpable entre las personas mayores.

La sensación de protección no impide, sin embargo, que los vecinos de las zonas rurales más modestas tomen las riendas en lo que se refiere a la cautela, y cumplen con la normativa sanitaria vigente tan concienzudamente como en cualquier otra parte, algo que no está de más teniendo en cuenta que muchos salmantinos han dejado la capital y se han refugiado en estos municipios.

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