Sábado, 15 de febrero 2020, 14:43
La tradicional construcción de los tablaos llena de su particular sinfonía de martilleos y voces la Plaza de Ciudad Rodrigo anunciando la proximidad del Carnaval del Toro. Una construcción que recibirá en breve la declaración de Bien de Interés Cultural Inmaterial por la Junta de Castilla y León.
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La especial configuración del coso taurino del Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo, adaptándose perfectamente al espacio disponible en su céntrica Plaza Mayor, es posible gracias a un saber que se ha ido transmitiendo de padres a hijos a lo largo de generaciones para la construcción artesanal de los tablaos.
Se conoce en Ciudad Rodrigo como tablaos a las gradas artesanales de madera que apoyadas sobre las 47 barreras que dan forma al cuadrangular coso varios centenares de personas levantan cada año en las fechas próximas al Carnaval del Toro.
Es para esta “peculiar y tradicional plaza de toros y la artesanal forma de construirse” para la que el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo solicitó en hace cuatro años a la Junta de Castilla y León la declaración de Bien de Interés Cultural con carácter Inmaterial.
Una peculiar configuración que según los estudios históricos realizados, y que acompañan a la memoria presentada por el Consistorio mirobrigense, fijan en la primera mitad del siglo XVIII el inicio de la construcción de los tablaos tal y como se sigue haciendo hoy en día.
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Como cada año desde hace cerca de tres siglos, los mirobrigenses se dan cita en la semana antes de la celebración del Carnaval del Toro para levantar los tablaos, utilizando para ello tan solo la habilidad adquirida de sus ancestros, madera y puntas, sin ninguna parte metálica.
Organizados por cuadrillas, normalmente de familiares y amigos, los constructores de tablaos comienzan la construcción con la colocación de las burras y tableros que servirán de base al graderío junto a la barrera que previamente se le ha adjudicado por el Ayuntamiento en popular y en ocasiones festiva subasta.
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Una vez fijada la base, se coloca una estructura de vigas también de madera al lado de la pared sobre la que se sitúan a continuación los largueros que sostienen los tableros que conformar el suelo del tablao. En la fase final se colocan las “tablas” —los asientos de las tradicionales gradas y que dan nombre a los tablaos— y que acogerán a los espectadores de los festejos del Carnaval del Toro.
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