ESTAMOS hartos de oír que vivimos en un mundo globalizado, que todo está conectado, que, si una mariposa aletea en Australia, puede generar un terremoto ... en Sudamérica. Lo oímos, e incluso lo decimos con mucha frecuencia, pero no nos lo acabamos de creer. Porque al final necesitamos ver, tocar, oler, restar distancia entre lo que pasa y nosotros para que de verdad nos afecte y nos haga pensar.

Publicidad

Pues ya está, ya ha pasado. La guerra que veíamos por la televisión, oíamos por la radio o nos informábamos con nuestro móvil, esa guerra, ya ha llegado hasta Salamanca. Y no, no me refiero a que aquí vayamos a tener enfrentamientos, ni a que nos puedan atacar con misiles, lo que ha llegado a Salamanca es lo más importante que tiene una guerra, los que más sufren en ella: las personas.

34 ucranianos llegaron a Salamanca el martes por la noche escapando del horror de la invasión que está sufriendo su país. Están aquí, los puedes ver, puedes hablar con ellos, son personas con sus historias, sus nombres, sus vidas hechas jirones y sus esperanzas por los suelos. Ya no necesitas usar una pantalla o pasar las páginas de papel. La guerra de Ucrania ha llegado hasta la ciudad y nos da, o al menos a mí me ha pasado, una bofetada de realidad y nos demuestra que nuestra burbuja se puede pinchar en cualquier momento. Ellos lo han sufrido.

Y cuando surgen estos problemas, cuando en la vida pintan bastos, siempre hay gente que da un paso al frente y se muestran dispuestos ayudar. En este caso los primeros que han dicho “aquí estamos nosotros” han sido los miembros de Proyecto Hombre, quienes han acogido en sus instalaciones a más de la mitad de esas personas ofreciendo no solo una cama, unas mantas, comida... Si no que también ayuda con sus terapeutas, para tratar de recuperar la sonrisa de esas madres y niños que se olvidaron ese gesto en sus lejanas ciudades hace casi más de un mes. Es desolador, ya no son datos, ahora ya son caras.

Publicidad

Y llamadme tonto, pero no puedo entender la parsimonia del Gobierno para generar los protocolos que permitan ayudar a estas personas. Porque, como en la pandemia, son los Ayuntamientos y las Comunidades Autónomas las que se buscan la vida para poder poner su granito de arena. No restemos mérito al Ayuntamiento de Salamanca que, como muchos otros, ha decidido lanzarse al ruedo y luego ya, o no, Pedrito dirá cómo gestionamos todo esto.

Porque son muchas las personas, empresas, organizaciones, que queremos ayudar, que estamos aquí para sumar, pero necesitamos que desde el Gobierno se organice el cómo. No creo que sea mucho pedir.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad