Búsquenlo por la red, por favor, no tiene desperdicio. En uno de los muchos debates celebrados estos días, el candidato por Cataluña de Unidas Podemos ... Jaume Asens aparece embalado como el más aburridísimo profesor del mundo, largando su correspondiente lección magistral sobre la consideración de naciones que él concretamente otorga a las distintas regiones y comunidades españolas. A su izquierda, Gabriel Rufián suspira sin mucho disimulo y mira ostensiblemente el reloj, pensando en cuándo acabará el dichoso y pesado monólogo para que él pueda soltar lo suyo y a su derecha Inés Arrimadas, más aplicada, parece apuntar algo ofreciéndole la espalda al podemita.

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Pero he aquí que de pronto, la que parecía distraída escribiendo, se vuelve hacia el docto profesor de historia, como una laboriosa alumna tocapelotas de primera fila y pellizcándole en el brazo para llamar su atención le pregunta: “Y Andalucía, por curiosidad, ¿también es una nación?”. El representante de Unidas Podemos le contesta de carrerilla, “también, también”, creyendo haber salido del paso. Pero entonces al tiempo que intenta volver a recuperar su filípica plurinacional, Arrimadas vuelve de nuevo a la carga y le lanza la definitiva estocada: “Y Murcia, ¿también es una nación?”. Tras un segundo de perplejidad, el experto podemita, extendiendo los brazos, como si estuviera haciendo el ejercicio más ímprobo de una infinita paciencia, contesta: “Murcia no, Murcia no es una nación”.

Es muy curioso comprobar como en apenas tres segundos, la política más inteligente y desaprovechada de la actual derecha española, viene a desmontarle todo el discurso que se traía tan bien ensayado a la reunión al tercer teniente de Alcalde de Barcelona, supuestamente un político de izquierdas, defensor de la igualdad y la solidaridad. Y lo hace enfrentándolo a sus contradicciones, con tan sólo un par de palabras bien colocadas entre dos signos de interrogación: “¿Y Murcia?”

Esa es la cuestión que no aclara el señor profe y que sospecho que tampoco aclararían mucho en la noche de ayer en el muy publicitado debate en televisión: ¿Qué hacemos con Murcia, queridísimos colegas? ¿Son marcianos los murcianos? ¿Los podemos ir haciendo desaparecer de ese mapa donde sólo tendrían derechos y prerrogativas los ciudadanos ricos y prósperos de las comunidades históricas con capacidad para saltarse las leyes si eso les conviene? Efectivamente: “¿Y Murcia?”

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