TAL y como vengo deseando desde hace meses, pues es la única salida al caos y al totalitarismo que vivimos, ayer Isabel Díaz Ayuso abrió ... la caja de truenos que los suicidas de Ciudadanos le enviaron desde Murcia tras años, ¡qué pesadez!, deshojando la margarita: ¿soy de centro, soy liberal?, ¿o soy de izquierdas?; no, soy de centro derecha con pinceladas socialdemócratas.... Pesados. Y perdidos en un mundo del que ellos mismos se han apartado con sus incongruencias.

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La presidenta madrileña debió de pensar ayer como un rayo lo que tantas personas libres, coherentes y demócratas pensamos: basta ya de palabras huecas, de gestos estúpidos, de mujeres borrachas, de ministras chonis, de ruina, de desastre sanitario, de desamparo social, de estupideces. Basta ya de España por los suelos y de españoles cayendo en la miseria, en la depresión, y en la tumba.

Y la presidenta madrileña cogió su fusil con el arrojo de una estratega bajo las bombas y el sutil tono de mujer, cabreo disfrazado de temple. La chica convierte el infierno en el Hollywood de los 50.

En esta España trufada de analfabetos funcionales, chulos de bolera, y (fra)Casados -con sus consiguientes pares femeninos-, una Ayuso en nuestras deterioradas vidas es una bendición, pura ayuda humanitaria de democracia y esperanza. Cuando ayer escuché en directo su anuncio de convocatoria de elecciones (breve discurso que les recomiendo) , me dejó al borde de las lágrimas con sus ideas claras, directas; en cinco minutos puso a todos, del caradura del presidente del Gobierno al último concejal de La Gomera, en su sitio. “Es el momento de pensar en grande”, dijo, y en mi cabeza me rompí las manos aplaudiendo, porque es lo que necesitamos, en Salamanca, en España: pensar en grande, sin complejos, sin estigmas, sin titubeos, cogiendo el fusil y cargándolo con la munición de las ideas y de la libertad. Como me dijo mi amigo Juan ayer por whatsapp: “tiene mi voto. Me voy corriendo a empadronarme en Carabanchel”. Que empiece el baile. Acción y directo a la mandíbula.

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