Cuanto menos es curioso cómo el Gobierno socialista ha cambiado su versión oficial para explicar la lenta recuperación de las frecuencias ferroviarias suprimidas durante la pandemia. Después de dos años justificando el recorte por la baja demanda y escasa ocupación de los trenes, esta semana ... ha venido a Salamanca el portavoz de Transportes en el Congreso y diputado socialista por Cáceres, César Ramos, para decir que los trenes regresarán en unos meses una vez se solucione “el déficit de maquinistas que dejó el Partido Popular”. Perplejos nos hemos quedado los ciudadanos con la nueva excusa fácil y rancia, esa a la que recurren habitualmente los políticos, para atribuir a la herencia recibida el retroceso que sufre Salamanca.

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La crisis de la covid fue la excusa para eliminar servicios. Sin oferta, no puede haber demanda. Y con precios por las nubes –el Alvia se llega a pagar a 90 euros ida y vuelta— muchos se piensan lo de coger el tren por mucho que llegue en hora y cuarenta minutos a Madrid. Tras dos años de tomadura de pelo, ahora nos dicen que el recorte de trenes es por el déficit de maquinistas de la época del PP. Pues hay que recordar que cuando ya gobernaba Pedro Sánchez, Salamanca tenía cuatro Alvias, y ahora todavía nos falta por recuperar uno. Que después de que los maquinistas anunciaran una huelga el pasado octubre, Renfe ya admitió que había escasez de conductores en su plantilla y prometió que lo solucionaría antes de junio de 2022 para recuperar todas las frecuencias con la incorporación y formación de los nuevos maquinistas que serían necesarios. Algo que el sindicato de maquinistas Semaf pone en duda.

Hasta hace tres meses Renfe no ha lanzado una oferta pública de empleo con 600 plazas de maquinistas. ¿De quién es culpa? Semaf también ha advertido de que se están produciendo demoras en la contratación de los nuevos maquinistas, que ya habían completado sus procesos de formación, y que los nuevos recursos humanos permanecen concentrados en Cataluña en vez de repartirse por todo el territorio nacional.

Que no vengan ahora con milongas. El Gobierno margina a las provincias que no les votan. Y si no, ¿por qué hemos sido de las últimas zonas en recuperar frecuencias? ¿Por qué seguimos con un Alvia suprimido, y sin servicios por la tarde a Valladolid, un tren de obligado servicio público? ¿Por qué Adif tiene paradas dos de las tres fases de la electrificación hacia Fuentes de Oñoro?

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El nuevo mantra de la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, es su apuesta por el tren como medio de transporte sostenible. Pues ponga trenes, frecuencias lógicas, precios asequibles y avance en la electrificación. Así será sencillo que cambiemos el coche por el tren. ¿Qué sentido tiene la gran inversión en electrificar la línea a Medina del Campo y a Fuentes de Oñoro o el desembolso para eliminar pasos a nivel, si mantienen la línea infrautilizada con escaso tráfico de trenes de viajeros?

Nuestros vecinos de Portugal avanzan más rápido en la electrificación desde Oporto y Aveiro hasta la frontera, mientras aquí las obras se retrasan. Los socialistas ni se ponen de acuerdo para dar fecha de finalización del proyecto: la subdelegada del Gobierno admitía que en 2025 y esta semana el portavoz de Transportes aseguraba que sería una realidad en 2023.

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Sea cuando fuere, no se puede perder más tiempo. El desarrollo de Salamanca va estrechamente unido a la explotación de sus infraestructuras. La electrificación no sólo es clave para el transporte de mercancías y el Puerto Seco, sino que también puede ser un filón para el turismo. Con la muerte anunciada del tren-hotel a Lisboa, que parece que ya no tiene viso alguno de recuperarse, hay voces que con buen criterio plantean la rentabilidad de un tren de pasajeros de Salamanca a Oporto y a Aveiro, dos destinos muy frecuentados por los charros, utilizando las futuras vías rápidas. Otra cosa será que Renfe apoye la idea.

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