¿Qué quieren que les diga? Ayer sentí envidia de los vallisoletanos. No por los resultados del Pucela, que como no se ande con ojo acaba la temporada en el pozo de la Segunda División, sino por un estreno que les ha llegado -¡oh, casualidad!- ... en vísperas de elecciones. Se trata de los nuevos Servicios de Proximidad que Renfe acaba de estrenar en torno a la capital del Pisuerga.
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Vamos, lo que es un Cercanías en toda regla que conecta Medina del Campo con Palencia pasando por Valladolid. Nada menos que 64 frecuencias diarias en días laborables, 57 los sábados y 58 los domingos y festivos. Trece de estas frecuencias realizan parada en todas las estaciones intermedias del recorrido. Así que pueden imaginar las ventajas que este servicio supone para todos aquellos que viven a algo menos de cincuenta kilómetros alrededor de Pucela.
Leo que los usuarios esperaban más. Está claro que no llueve a gusto de todos.
Aquí, sin embargo, tenemos que contentarnos con los tuits del PSOE de Salamanca. Hace unos días, en la red social del pajarito azul -¿o era un perro?- anunciaron que la cifra de viajeros en Castilla y León sube un 136% en trenes de Cercanías, Media Distancia y Avant, registrándose más de 479.000 nuevos desplazamientos para alcanzar un total de 831.000 clientes. Oye, y se quedaron tan oreados. Y ante las críticas lógicas, respondieron: “Es curioso. Parece que exponer datos oficiales es sacar pecho. Lo que se le pide a un Gobierno es transparencia y eso es lo que hace el PSOE”.
Pues sí, hay que darles las gracias por aclararnos de una forma tan nítida, y con datos en la mano, que si la cuarta frecuencia del tren rápido que comunica Salamanca con Madrid no se ha recuperado todavía, no es por falta de viajeros, sino porque a Renfe, y por ende al Gobierno, no les da la real gana.
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Para mí tengo que cuanto más se eleve el tono de la protesta a este lado del Tormes, con más ahínco se van a enrocar para que Salamanca no disfrute de un servicio que ya tenía antes de la pandemia y que, a tenor de las cifras, tenía que estar funcionando desde hace meses.
Conviene recordar que el primer manifiesto elaborado por las instituciones salmantinas para recuperar las conexiones ferroviarias perdidas fue respondido por La Moncloa ¡nueve meses después! de haber sido enviado. Y eso que, no me cabe la menor duda, Pedro Sánchez le puso cariño al tema.
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Resulta evidente que la gratuidad electoral de los abonos está provocando que todo el mundo quiera viajar en tren. Parece como si hubiéramos redescubierto un medio de transporte cómodo -si exceptuamos las numerosas averías que se registran últimamente- y, sobre todo, más respetuoso con el medio ambiente que el tradicional transporte por carretera.
Esta avalancha de viajeros refleja a la perfección que si tuviéramos unas frecuencias adecuadas y unos precios de los billetes ajustados, el personal viajaría en ferrocarril sin problema alguno.
Es más, no sería extraño que si en lugar de ser gratis los viajes a través de los famosos abonos, se hubieran puesto precios a uno o dos euros el billete, los datos de viajeros serían muy similares a los que ha facilitado Renfe en los últimos días. Que hagan la prueba.
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Así que mientras en Valladolid sus ciudadanos disfrutan ya un servicio de Cercanías en condiciones, aquí, en Salamanca, viajamos en ‘Lejanías’, un servicio en el que cada vez vemos más lejos que se cumplan las pobres reivindicaciones que planteamos. Que es que somos pobres hasta para pedir.
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