Ahora que estamos en verano yo, como muchos otros españoles, me he ido unos días fuera de la ciudad. En mi caso la primera parada ... fue a Nerja, con grandes amigos con los que compartí grandes momentos. Y claro, cuando uno va a Nerja no puede evitar acordarse de Verano Azul, la mítica serie que llenó la infancia de los que ya tenemos canas (en mi caso en la barba). Y si pensamos en Verano Azul hay tres cosas que de inmediato nos vienen a la cabeza: bicicletas, la sintonía (la estás cantando mentalmente, y lo sabes) y el barco de Chanquete.
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Pero no, éste no está siendo un verano azul, ni mucho menos, es un verano gris, raro (que no diferente), teñido por ese horrible concepto que es la nueva normalidad.
Pero dándole una vuelta creo que no soy el único que ha recordado la mítica serie. Porque ahora que a los podemitas empiezan a sacarles las vergüenzas en el juzgado, entonan el “no nos moverán” y se aferran al Gobierno y sus sillones. Habría que pasarse por Vallecas a preguntarle a Pablo Iglesias qué fue de aquello de que la cúpula de un partido imputado debería dimitir en bloque. Uy no, por Vallecas no, perdón.
Tras rendir homenaje a Chanquete y su barco (por supuesto con foto), tomé rumbo norte a la parada obligatoria veraniega de muchos charros: Santander. Y tampoco aquí he encontrado un verano azul. Cierto eso que el tiempo acompaña todo lo que en Cantabria puede acompañar, pasas de sol a chuzos de agua en menos tiempo que Pedro Sánchez cambia de opinión, pero la gente está apagada, triste y el miedo a los contagios, las futuras restricciones y las chapuzas por venir del Gobierno, flota en el ambiente.
Estamos todos preocupados, menos Sánchez claro, o lo disimula muy bien, porque ha vuelto a tirar de Falcon, con lo bien que le va a la economía española, y se ha plantado en el palacio que regaló a España el Emérito, a quien sus socios de Gobierno, y medios afines, han ido dando empujones hasta echarlo de España.
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No, no es un verano azul, ni se le parece, ni nos lo merecíamos, es un verano gris que nos va a costar olvidar y que esperemos poder dejar atrás el año que viene. La parte buena es que ya van saliendo vacunas, la mala, que fijo que compran la que no vale para nada.
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