Me llegó por wasap, como casi todo estos días, el “20 de abril” de Celtas Cortos en la versión de varios veteranos músicos salmantinos, ... militantes de la orquesta “Nuevo Mundo” y del Lunes de Aguas en Villoria. Hablaba de hornazos y del monte y de que volveremos al Lunes de Aguas de antes en la “nueva normalidad”. Así, “nueva normalidad”, es como ahora se denomina a lo que hay al final del confinamiento. De momento salen los niños, a los que el Gobierno ha encargado que nos acompañen al súper, farmacia y el quiosco porque no se fía de nosotros, los adultos. Bien visto. Loren, Castor, Curro, José Javier y Eusebio, autores del cover hornacero del clásico de los Celtas Cortos, han hecho una canción que ya forma parte de la documentación histórica de este Lunes de Aguas, como la viñeta de García Morán, las largas colas –por la distancia entre compradores—para adquirir el hornazo, los hornazos con el “resistiré” en su fachada norte, el balcornazo vecinal, el meme de Pedro Sánchez anunciando que “solo podrán salir este lunes los salmantinos, a comer el hornazo”, otro que decía “el coronavirus nos dejará sin abrazos y sin planazos, pero jamás sin hornazos”, el fragmento del “entremés de las gorronas”, que envió la Universidad de Salamanca, en el que se dice “riñen las gorronas/ con sus galanes/ y al pasar de las aguas/ hacen las paces”, las gorronas son las pupilas de la Mancebía y los galanes...; el entremés completo puede descargarse... Comí hornazo –gracias, Julio, gracias Mari Luz—mirando a la plazuela, cuando un vehículo de policía llegó y reclamó en la calle a nuestro vecino Óscar, que cumplía seis años. Al chaval le temblaban las canillas por la emoción y porque no tenía muy claro eso de salir a la calle en estos tiempos -quizá tenga el “síndrome de la cabaña”, del que alertan los psicólogos—pero bajó y recibió su diploma de ciudadano ejemplar. Todo el vecindario aplaudió y luego eligió un número del sorteo vecinal. Vamos a necesitar cuando salgamos a esa “nueva normalidad” la ayuda de profesionales como Antonio Vázquez, psicólogo, creador de una facultad de Psicología (la de la “Ponti”) de referencia nacional. Se nos ha ido, igual que José María Calleja en otro día lamentable.

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También será raro este jueves comunero. Día de Castilla y León. Día del Libro. No podremos besar la noble frente del comunero Francisco Maldonado, desterrado su busto al Rollo desde la Plaza de Los Bandos, aunque en realidad era la cabeza de un frenólogo cordobés, como tantas veces nos contó José Almeida. Ni tampoco la de Miguel de Cervantes, por mencionar tantas veces a Salamanca en su literatura. No habrá libros en la Plaza Mayor. Ni “Cervantes” a Joan Margarit en Alcalá, donde quizá citase aquella idea suya de que “ser viejo es una especie de posguerra”. Ni puente, si alguien tenía pensado cogerlo.

Todo, desde los besos a los libros, se vivirán en una realidad virtual, en la que tanto nos movemos estos días, privados de libertad y esta, ya se sabe, “es uno de los más preciosos dones que los hombres dieron los cielos”, le dice Don Quijote a Sancho, o sea, lo que pensaba Cervantes y lo que pensaría su tocayo Unamuno. Una frase impresa después en la fachada universitaria de Anaya. Por la libertad lucharon aquellos comuneros, enfundada en autonomía municipal, como dijo Blas Santos Franco, aquel comerciante y concejal, amigo de cambiar nombres de calles y de apasionadas tertulias con Diego Martín Veloz en el Novelty. A él, a Santos, debemos el busto a Maldonado.

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