Como muchos fines de semana, el pasado sábado paseaba sin rumbo al abrigo de los soportales de la Plaza Mayor. Mientras deambulaba, me fijaba en las terrazas abarrotadas de turistas que disfrutaban del maravilloso entorno. Y no pude menos que sonreír con orgullo cuando el ... encendido de la iluminación artística provocó un enorme “ooohhh” entre los presentes. Me dije: Esto es Salamanca.

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Me sorprendió ver a tanta gente en septiembre una vez que ya habían acabado las interminables “medias-fiestas” que gastamos por estos lares. La extrañeza fue menor cuando me enteré de que, en agosto, la ciudad había recibido el mayor número de viajeros internacionales de los últimos 17 años. Casi 32.000. Poco han afectado las reiteradas olas de calor que nos han azotado este verano. Tampoco las sempiternas malas comunicaciones a las que nos tiene sometidos nuestro Gobierno central han podido con el interés que despierta en el viajero una ciudad diseñada para gozar de ella. Salamanca fue la capital española de similares características que más turismo recibió porcentualmente ese mes. Otra vez de récord.

Hace unos días pude hacer de anfitrión de un matrimonio amigo que vino a pasar un fin de semana a orillas del Tormes. Me avisaron a última hora de su llegada, aunque por fortuna para su bolsillo tuve el tiempo suficiente para informarles de la oferta hotelera 2x1. No habían oído hablar de ella y el marido, que durante varios años trabajó dirigiendo un hotel en Canarias, elogió la iniciativa. “Aquí sí que sabéis hacer las cosas”, me dijo. Me encogí de hombros y le respondí: “No creas, las buenas iniciativas en esta ciudad se pueden contar con los dedos de la mano, pero sí, esta es una de ellas”. Ladeó la cabeza y concluyó: “Pues este ambientazo en las calles no es normal verlo en todos los sitios. Te lo digo con conocimiento de causa, porque viajamos mucho”. Así que mis amigos se alojaron en un cuatro estrellas en el centro a un precio de locos y regresaron a su tierra tan contentos después de haber pasado unos días inolvidables en una de las ciudades más bellas del mundo.

La idea del 2x1 surgió de una colaboración entre el Ayuntamiento y los hoteleros de Salamanca para recuperar a los turistas perdidos durante la pandemia del coronavirus. Al Consistorio, es decir, a los salmantinos nos cuesta financiar esta promoción 10 euros por viajero al día. A priori, puede parecer una cantidad elevada que va dirigida a beneficiar a un sector muy concreto. Sin embargo, el hecho de que cada beneficiario se deje 150 euros de media al día en los negocios de la ciudad hace que su principal impulsor, el concejal Fernando Castaño piense ya en ampliarla y en abrir incluso la puerta a otras ofertas como el 3x2 o el utópico 7x5.

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Con este éxito, no es extraño que el edil de Ciudadanos insista a la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, con la que tantos encontronazos ha tenido últimamente por otros motivos, para utilice la plataforma ya en funcionamiento y pueda gestionar este tipo de iniciativas en el resto de provincias de la comunidad autónoma.

Y es que, como ha dicho estos días el vicepresidente de la Asociación Española de Agencias de Viajes, Pablo Parrilla, cuando propone venir a Salamanca a sus clientes y les dice lo que van a pagar por una noche de hotel la oferta les resulta absolutamente irresistible.

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Por eso, no termino de entender que el PSOE local haya mostrado ya su oposición a mantener el 2x1. Sí, se creó como una medida excepcional para tiempos excepcionales. Sin embargo, está demostrando que su continuidad en el tiempo sigue ofreciendo beneficios para toda la ciudad. Solo puedo ver en la bancada socialista cierta envidia por un proyecto que es elogiado en todo el sector turístico nacional que precisamente no se les ha ocurrido a ellos. Espero que el alcalde apoye su continuidad o incluso la amplíe con nuevas ofertas. Porque, para una cosa que funciona...

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