Ayer, LA GACETA recogía en su “Tema del día” la situación en la que se encuentran los diversos proyectos de desarrollo urbano vinculados a la ... regeneración de las riberas del río bajo el nombre “Tormes+”. Pero todos sabemos que al final la cosa queda en tres arbolitos que no llegarán a la pubertad, pavimentaciones para ampliar el pedregal charro, alguna idea peregrina en la que se gastará el dinero para ser de inmediato olvidada y abandonada, y poco más... El Tormes, nuestro gran río y su espectacular entorno, seguirán esperando mejores decisiones, mejores proyectos, y mayor responsabilidad en el gasto presupuestario, una buena parte procedente de Bruselas.
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El nuevo equipo de Gobierno municipal perderá una ocasión de oro para cambiar el rumbo de las cosas, de abandonar “la política” de hacer obritas de pueblo para salir del paso y justificar el día a día, y empezar a plantearse una ciudad moderna, cómoda y atractiva para vivir y para visitar, pues ahora, aunque nuestros políticos y sus técnicos-palmeros creen que sí, no lo es, es más, Salamanca está muy lejos de ser una ciudad moderna, cómoda, atractiva... y puntera. He escrito esto mismo tantos millones de veces en los últimos treinta años, que me siento Bill Murray en “Atrapado en el tiempo”... Pero tendrán que perdonar mi insistencia, pero no me conformo a que nunca pase nada, antes o después algo tendrá que cambiar a mejor.
No sé la razón, pero Salamanca se niega a reconocerse en su río, empeñándose en vivir de espaldas a él y, más grave aún, sin aprovechar las infinitas posibilidades que nos brindaría un Tormes integrado en la ciudad, y no hablo de hacer un carril para las bicis y para pasear de medio pelo, sino del gran pulmón verde salmantino, que además ayude a mejorar sus capacidades turísticas tan limitadas hoy a la piedra. No entiendo que viajando lo que viaja hoy la gente, que va a Londres y a Berlín como el que va a Cabrerizos, no haya nadie que sea capaz de sacar una idea de algún sitio. Me pregunto qué ven, por dónde pasean, qué les llama la atención...
Yo debo ser un bicho raro, pues toda mi vida he “trasladado” lo bonito que he visto, y he visto mucho, a Salamanca. Pero a los políticos y a las fuerzas “vivas” les falta ambición para casi todo. Sólo somos maestros en más de lo mismo y en parches, muchos parches, se llamen rotondas, Tormes+, o peatonalizaciones a gogó... Pero de pensar a lo grande y en el futuro, ni hablar, y la mejor prueba es la construcción del nuevo hospital, levantado por segunda vez en el peor sitio posible y destrozando el discurrir paisajístico, social y medioambiental de la ciudad.
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