Buenos días “familia”. Aunque no nos conozcamos, hoy somos todos “familia”, porque ésta Salamanca nuestra y provincia está siendo atacada en gran medida por este ... terrible virus. Todos conocemos a alguien que está en riesgo, que ha perdido la vida o que está enfermo. Yo desde esta pequeña columna les doy todo mi apoyo, toda mi admiración, toda mi energía y esperanza, amén de mi oración, porque en éste tiempo de soledades podemos ayudar también con la oración y animar desde la cercanía “online” a cuantos sufren y sufrimos por todo este terrible momento, pues que yo sepa, a todos nos puede pasar, a todos. Hoy la palabra es mi arma para la solidaridad, para reivindicar lo que este pueblo salmantino está haciendo y sufriendo, pues vive del turismo y de los estudiantes, que no están, y que colabora para paliar este desastre por la inoperancia de un Gobierno noqueado e incompetente, al que le llegará su hora pues “El que la hace, la paga”.

Publicidad

Ahora lo importante es valorar lo que los ciudadanos estamos haciendo. Primero preocupándonos del que está al lado y así se hará una cadena de ayuda infinita. Es el tiempo de la vecindad. Alba, a la que no conocemos, trabaja en un supermercado y se ha ofrecido generosamente a traer la compra en su coche a sus convecinos, para evitar salidas. No tiene contacto con nadie, lo deja todo a la puerta tras un pedido wasap y luego los vecinos en soledad recogen sus cosas, se paga “online”. No dudó en hacerlo desde el minuto uno. María es farmacéutica y, con la generosidad y la alegría que le caracteriza, reparte medicación a quien lo necesita, además de atender su farmacia a destajo, aunque sea sábado y a las nueve de la noche, poniendo su coche, su gasolina, y tranquilizando a los enfermos. Lleva lo que es necesario, eso sí, sin ver ni tocar a nadie para no contagiar nada. José es policía local y vela por todos, teniendo que practicar el protocolo de seguridad a diario y estando a disposición de la ciudadanía continuamente. Carmen, en soledad, se ha convertido en el pilar de la empresa, es de las secretarias de cuyo apoyo dependen que no se hunda todo; trabaja “online” con su jefe y mantiene todas las medidas de seguridad. Carlos es el encargado de mantenimiento de la empresa, y con su trabajo, mantiene las infraestructuras para que todo funcione. Mari Ángeles, directora de un centro educativo decidió ir sola al centro, para que no fueran el resto de profesores y así evitar contagios. Mayte se llevó a casa, desde el principio, a su madre mayor. Naima no ha dejado de ir todos los días a ayudar al señor al que cuida desde hace tiempo, incluso atendiéndole en el hospital, él no tiene a nadie. El director de LA GACETA, el coordinador del medio, repartidores, transportistas...no han dejado ni un día de atender el periódico para que la información local nos llegue a todos. Claudia tiene trece años y puso un cartel en su edificio con su número de teléfono y el piso de sus papás, por si alguien necesitaba algo...repasen y ya verán como cada uno conoce a muchos, agradézcanselo.

Y por estar al frente de esta guerra: a médicos, enfermeras, celadores, limpiadores, auxiliares, ambulancias, mantenimiento, emergencias, gasolineras, transportistas, basureros, todo el sector de alimentación y supermercados, agricultores y ganaderos, Ejército...gracias, ojalá venga la necesitada ayuda prometida ya, para que puedan seguir velando por todos, Dios os bendiga.

Y por favor, los demás no salgamos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad