El 17 de abril tenemos una cita con la tradición, es Lunes de Aguas, una fiesta campestre que cada año lleva a los salmantinos a ... disfrutar de una tarde de campo con la familia y los amigos para compartir, entre otras cosas, el típico hornazo que hace años solo se comía prácticamente en la fecha en la que tuviera lugar el Lunes de Aguas. Como todo, esa celebración se ha modernizado y cada vez son menos los salmantinos que elaboran el hornazo en su propia casa. Solo hay que darse una vuelta la mañana de ese lunes para ver las largas colas que se forman a las puertas de algunas de las confiterías más emblemáticas de la ciudad para comprender que los salmantinos no se resisten a comer esta especie de empanada, pero la mayoría opta por comprarla en lugar de pasar horas en la cocina para su elaboración.

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Los universitarios no han dudado en sumarse a esta celebración que les pilla prácticamente recién llegados de las vacaciones de Semana Santa y, por lo tanto, con ganas de disfrutar junto a sus compañeros de una agradable tarde de campo, aunque sea en plena ciudad, como es el caso de las inmediaciones del Puente Romano.

Eso sí, el tiempo no siempre acompaña y en más de una ocasión ha tocado salir corriendo para que no se aguara la merienda.

Aún es pronto para saber si el sol hará acto de presencia en la próxima celebración del Lunes de Aguas, pero los jóvenes ya se están movilizando en las redes sociales para organizar una gran quedada en el Puente Romano de Salamanca que dará lugar a un macrobotellón.

Es una lástima que una fiesta tradicional como el Lunes de Aguas se termine desvirtuando y transformando en un botellón multitudinario.

No será la primera vez que esta fiesta se desmadra. ¿Recuerdan lo que sucedió en el año 2017? Miles de jóvenes participaron en un botellón multitudinario en el entorno del Puente Romano. A media tarde la aglomeración era de tal calibre que turistas y paseantes hicieron fotos y vídeos de la muchedumbre, asombrados por el despiporre. Incluso algunos jóvenes se refrescaron en el río y después lo utilizaron como urinario ante las largas colas en los baños portátiles instalados junto a la iglesia de Santiago. Ese día la Policía se dedicó a controlar sin intervenir, aunque a última hora de la tarde sí que multaron a un joven que se subió en el verraco del Puente, la escultura más antigua de Salamanca, ya que data de la Edad de Hierro.

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Todo apunta a que, si el tiempo acompaña, estas imágenes volverán a repetirse porque, además, no se trata de una quedada sin más, sino que se están ofertando viajes en autobús para que vengan a Salamanca jóvenes de toda Castilla y León.

Me uno a las críticas que algunos ciudadanos han realizado a través de las redes sociales. Los jóvenes siempre son bienvenidos a Salamanca, somos una ciudad universitaria y no podemos olvidar su gran valor, pero que el Lunes de Aguas se transforme en un macrobotellón no debe consentirse.

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Ha dicho el alcalde Carlos García Cabayo que van a ser contundentes contra los botellones. Es lo que debe de hacer. No es de recibo que una fiesta tradicional se convierta en una excusa para beber alcohol de forma indiscriminada y con total consentimiento por parte de las autoridades competentes.

No va a ser fácil, pero el Ayuntamiento de Salamanca debe de implicarse por completo para frenar esta quedada que nada tiene que ver con la tradición que representa el Lunes de Aguas, una fiesta que se debería de favorecer para evitar que, como otras tradiciones, caiga en el olvido o se convierta en un botellón.

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