Cuando comenzó la pandemia un amigo hizo un pronóstico que me pareció totalmente descabellado, pero que ahora tiene todo el sentido del mundo. Unidas Podemos ... está ante su oportunidad de oro para acelerar la ‘venezolanización’ de España. Los anhelos chavistas que siempre han acompañado a los dirigentes de la formación comunista podían parecer una quimera irrealizable. “Estamos en la Unión Europa. Somos un Estado de derecho”, decían los que querían mandar un mensaje de tranquilidad y, de paso, deslegitimar a los que advertían de lo que podía venir. Sin embargo, los peores pronósticos se están cumpliendo. Este guiso tiene los ingredientes perfectos para transformarse en una auténtica bomba de relojería que puede hacer un daño irreparable a las instituciones democráticas y, sobre todo, a los españoles.

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Allá por el mes de mayo el infecto ministro de Consumo, Alberto Garzón, hizo toda una declaración de intenciones a la que ahora le vemos su significado. Arremetió duramente contra el turismo y vino a decir que más vale que lo dejemos caer porque el empleo que genera es “estacional y precario”. Que se lo digan a una ciudad como Salamanca que, guste o no, vive de ello. O a las islas Canarias y Baleares. O a todos los que directa e indirectamente dependen de un sector tan digno como el que más. Queridos lectores, vayan teniendo en cuenta que los señores Garzón e Iglesias quieren celebrar este verano el funeral del turismo. No lo duden. Harán todo lo posible para que determinadas restricciones continúen y para que no lleguen las ayudas pertinentes que relancen los negocios. Se habla mucho de la hostelería y de su particular drama, pero no hay que olvidar que si vivimos otro verano sin viajes, sin excursiones, sin vuelos, sin cruceros, el sector que representa el 12,4 por ciento del PIB en España caerá como un castillo de naipes. Por eso es tan importante que se acelere la campaña de vacunación. Por eso es fundamental que se hagan PCR gratuitas a todo aquel que entre en nuestro país para garantizar su seguridad y la nuestra. Pero si se fijan, el ala ‘podemita’ del Gobierno pasa olímpicamente de esto. La propia ministra de Turismo, Reyes Maroto, tiene que hacer la guerra por su cuenta y encima con meteduras de pata como su intención de ‘salvar’ la Semana Santa, cuando la vista debe estar puesta solo en el verano.

La caída del turismo significará el hundimiento total de la economía española. Millones de parados y miles de familias donde no entrará ni un solo euro. El caldo de cultivo perfecto para el populismo. En ese momento entrarán en escena los subsidios, las limosnas de 400 euros y los ingresos mínimos vitales. Todo con el objetivo de reclutar una legión de dependientes del Estado que vean en Iglesias un Mesías sin el que poder subsistir. Un panorama dantesco similar al que se encontró Hugo Chávez en Venezuela y que aprovechó para su crecimiento meteórico. Aunque sería utópico e igualmente dañino, podrían abogar por un ambicioso plan que apostara únicamente por la ciencia, la tecnología y la investigación como motores económicos del país sacrificando por completo al turismo. Pero tampoco existe eso. Podemos pasa de los científicos, de los emprendedores y de las ‘startup’. Quiere una sociedad empobrecida y deprimida. Un rebaño de ovejas que, fruto de su desesperación, se entregue sin fisuras a su aterrador discurso.

Pero como con esto solo no vale. Todavía hay que añadir más condimentos al guiso. Uno de ellos es de manual: la deslegitimación de nuestro sistema democrático. Iglesias ya ha empezado su campaña para intentar hacer ver a los ciudadanos que vivimos en un país con graves deficiencias en su Estado de derecho. Si al mismo tiempo espolea a aquellos que quieren acabar con la España que conocemos, tales como los nacionalistas, los etarras y los independentistas, ya no hace falta más. Es lógico que cada vez más voces, muchas de ellas socialistas (Fernando Pablos no está ni se le espera en esa lista), exijan que Iglesias salga de inmediato del Gobierno. Cada día que siga en la vicepresidencia, Pedro Sánchez y sus lacayos serán cómplices de este huracán que avanza sin freno.

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