Anda la rana salmantina acicalándose ante la ajetreada agenda que le espera este viernes, como en las grandes ocasiones. Toca Conferencia de Presidentes y no ... hay nada que guste más a los políticos patrios que una foto bien tirada, de esas de mover por Twitter para que los acólitos engorden egos ajenos. Más que nunca, la política es imagen y mucho me temo que esa dictadura provocará que la cita será un teatro más de discursos preconcebidos, antes y después de la reunión entre el gobierno y autonomías.

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Eso sí, no se podía haber conseguido un mejor escenario. Salamanca. Una ciudad que destila elegancia, cultura, historia y picaresca, de ahora y de siempre. Para sumergirse en sus mañanas de niebla y sus tardes soleadas de Plaza Mayor. Señora con clase y estilo. El que este viernes descubra Salamanca, se llevará un tesoro, y de paso, algo dejará para los de casa.

Viene ya lo del viernes viciado por lo de siempre: Cataluña. El bilateralismo escuece, y mucho, entre el resto de comunidades. Ya no hay café para todos y más bien parece que el azúcar esté racionado de cara al futuro, cuando Europa empiece a cobrarse la panacea de los megafondos, por qué se los van a cobrar. Por lo pronto, estamos en mitad de una quinta ola con la que, de nuevo, se ha demostrado que nuestros dirigentes han fallado estrepitosamente, ‘a lo idiota’, que diría Francisco Igea. En una reedición del eterno escaqueo de toma de decisiones por parte de Mr. Wonderfull Sánchez, las comunidades se han visto obligadas a entrar en la ‘ruleta de la fortuna’ versión TSJ, jugándose en la justicia la posibilidad de implantar el toque de queda. Algunas apostaron y ganaron, otras cayeron en ‘Bancarrota’ y las hay que ni llegaron a tirar, caso de Castilla y León. Es curioso, incluso paradójico, lo de nuestra comunidad, los mismos servicios jurídicos que avalaron el toque de queda al ‘ocaso’ (que luego tumbaría el Supremo) ahora dicen que no hay base legal para pedirlo durante las madrugadas. Peliagudo asunto ese de ir mezclando política y derecho, poniendo las leyes al servicio de según qué intereses partidistas, se corre el peligro deslegitimar a los que deben ser garantes del cumplimiento de la ley.

Aunque ahora está el debate centrado en las vacunas, el gobierno presume de ser los mejores del ‘mundo-mundial’, pero las autonomías reclaman más dosis para los jóvenes. Vamos, lo de siempre, enfrentamiento político que poco o nada interesa, pero que tampoco ayuda en nada a los ciudadanos. Y mientras, seguimos sin desarrollar una Ley de Pandemias, o como quieran llamarla, para dotarnos de un marco jurídico. ¿Para qué? Es mucho más entretenido buscar la rana en la fachada de las Escuelas Mayores. Les voy a dar una pista, está sobre una calavera, dicen que simboliza la muerte, o la lujuria. Igual me da. El juego que les va a dar esto a nuestros políticos. Y a sus fotografías.

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