Sánchez quiere ir a elecciones, pero puede que el tiro le salga por la culata.

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Los sondeos electorales vaticinan el hartazgo de la población. Según ... los estudios unas nuevas elecciones alzarían al PSOE, debilitarían a Ciudadanos –y sobre todo a Podemos-, mejorarían al PP y estancarían a VOX.

Nuestro Fausto presidente ya nos ha vendido a puigdemonios y etarristas pero su escabel favorito, Podemos, reclama su parte.

Para nuestra suerte, en Bruselas no quieren lidiar con un gobierno en el que esté el jorobado de Galapagar. La hoja de ruta de Europa no pasa por podemitalandia. Además, el coletas sabe muy bien que si hay nuevas elecciones tiene todas las papeletas para convertirse en un partido de cinco diputados. Como un perro abandonado presenta sus ideas con la vana esperanza de poner el culo en algún ministerio -amén de guardar las formas con sus votantes-. Pero él sabe que tiene pocas posibilidades de que le abran la puerta.

La chepa de Pablo está entre la espada y la pared. No le queda otra que ayudar a cambio de nada y encomendarse a Lenin para que Sánchez le suelte alguna migaja. Si hay gobierno serán cuatro años más chupando del bote, luego ya se verá, pero de momento Pablo salvaría el buz y podría seguir engendrando vástagos hasta repoblar Castilla.

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Sobra decir que Sánchez no quiere «compañeros de viaje» en su gobierno. Él quiere gobernar en solitario y sabe que si los podemitas le ayudan –o cualquier otra formación, y no quiero mirar a ningún ciudadano- tendría que pedir permiso hasta para ir a miccionar. No. Sánchez aborrece esa idea, le espanta. Le seduce pensar en unas nuevas elecciones en las que se ve con el viento a favor. Claro está que no puede salir a la palestra y decirle a los españoles que va dilapidar otros ciento y pico millones de euros en nuevos comicios. Eso no quedaría bien, el felón necesita una excusa de peso.

Creo que en septiembre veremos a los príncipes de Galapagar dando una rueda de prensa. En ella, con caras largas, reconocerán que las negociaciones han fracasado y que Podemos no entrará en el gobierno de Sánchez. Pero apelarán a que tienen una responsabilidad ineludible para con el pueblo y sus votantes y que, en pos de frenar al fascismo, le darán a Sánchez los votos necesarios para formar gobierno. También dirán que su apoyo no será gratuito y que de esta manera podrán actuar desde dentro para luchar contra los problemas que asolan España; los huesos de Franco y el precio de las compresas.

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Lo peor es que en esta ruleta rusa que es la política española no hay esperanza; el tambor está cargado de balas y la sien en la que se apoya el cañón es la nuestra.

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