Andan todas las instancias del PP muy aplicadas estos días intentando moderar y templar el discurso duro, silvestre y reaccionario de Pablo Casado, pero Pablo ... lejos de frenar y apaciguarse pareciera que va por libre y se les resiste como gato panza arriba. En definitiva, sigue en sus trece, endilgando al desprevenido personal el mismo discurso bronco, montaraz y carca que pudiera atizarnos cualquier líder de VOX, a los que muy frecuentemente sobrepasa incluso por la derecha pisando el acelerador a toda pastilla sin darse ni cuenta que deja a todos los correligionarios de partido con los pelos como escarpias.

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En realidad, sucede que el líder del PP se ve así mismo ya no sólo muy moderado y templado sino estupendo, inteligente y completamente centrado en lo político, tal y como lo ve su gran valedor José María Aznar, y por muy salvaje, crispado y bravío que lo vean el resto de sus compañeros, él se contempla en el espejo muy tolerante, educadísimo y renovador en las formas y no digamos ya en el fondo, todo un transparente lago de aguas limpias, sosegadas y cristalinas.

La gente del PP le está lanzando todo el día indirectas sobre las muchas mayorías absolutas conseguidas por Alberto Núñez Feijóo en Galicia, un colega amparado en otras formas completamente antagónicas a las suyas, mucho más civilizadas, celebradas por mesuradas y cordiales por todo el electorado, pero por lo visto hasta la fecha, Casado se envalentona incluso un poco más creciéndose fiero y retador con todo lo suyo y dando otro pasito más a la derecha, como si quisiera decirles: No me vengáis con historietas de pusilánimes como Feijóo que ganar en Galicia no tiene ningún mérito y como me hartéis mucho soy capaz de marcharme y después de dejaros colgados, fundar yo solo otro partido.

Con un futuro no mucho más halagador que el que aguarda al bueno de Quique Setién al frente del Fútbol Club Barcelona, Pablo Casado es incapaz de intuir que cuando Núñez Feijóo susurra que de momento está muy a gusto en Galicia simplemente está diciendo que espera el momento más oportuno para darle la puntilla y mandarlo al mismo sitio que Ciudadanos envió a ese otro doble suyo que era Albert Rivera.

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