Hoy es el día del padre y estás más presente que nunca. Aunque llevemos tres días sin verte, sin oírte, sin abrazarte ni darte besos. ... Tres días en los que un abnegado médico llama a la Ali por teléfono, desde la planta dudodécima del hospital 12 de Octubre, para contarnos cómo evolucionas en la habitación número 50, esa que compartes con el joven Carlos y en la que, por fin, podéis ver la televisión.
Publicidad
En el Centro de Salud te dijeron que era una bronquitis y empezaste con el antibiótico. No acababas de recuperarte, la fiebre no dejaba de subir y, de madrugada, te llevamos a urgencias sabiendo que no podríamos verte por el móvil de mamá con la videollamada. Tampoco podríamos oírte esa queja tan tuya que explica casi todo, “¡Hay que joderse!”, pero no podías respirar.
Ayer, cuando escribía esto, aún no sabíamos nada de tus últimas 24 horas. Nos habíamos quedado en que a tu insuficiencia cardiaca se sumaba ahora un fallo renal asociado a la infección por el COVID-19 en un pulmón y la mitad de otro. Pero confiamos en tu fuerza, esa que has demostrado sacando adelante a una familia de seis hijos con esfuerzo y mucho sentido común, con un humor irreductible y una sensibilidad extraordinaria. Eres un hombre de lágrima fácil y carcajada franca. Que siempre tienes la palabra adecuada y una capacidad extraordinaria para saber estar en el momento oportuno junto a cada uno. Justo lo que esta locura nos impide hacer contigo. Resulta paradójico, papa, que todo lo que hemos aprendido de ti, de cómo te has portado con nosotros, no podamos ahora ponerlo en práctica contigo. Paradójico y doloroso. Tremendamente doloroso.
Hoy es el día del padre y lo celebraremos sin ti pero contigo. Estás más presente que nunca. Creo que en toda mi vida me han preguntado tanto por ti. Ni siquiera cuando vendiste el taxi, ni cuando celebraste las bodas de oro. Ni tan siquiera cuando llegaba la época de recoger los tomates de tu huerta. No hace falta que te diga que para muchos de mis amigos eres también un padre muy querido. Sobre todo para los que tuvieron la desgracia de perderlo antes de tiempo.
Publicidad
Hoy es también el santo de Jose, papá. Y le llamaremos y le felicitaremos. Tus siete nietos felicitarán a tus hijos y guardaremos los besos y abrazos que te tocan como padre de sus padres y que todavía no podemos darte.
Este año la fiesta de los cumpleaños de junio va a ser tremenda. Sumaremos el de mamá, que nos fastidió el coronavirus, y el de Belén, que está a punto de llegar. Convenceremos a Ramón para que haga una barbacoa, pero que haga la compra Ricar, que si no sobra mucho.
Publicidad
...
Acaban de llamar, papá. Que has perdido la consciencia. Que sólo puede ir uno de tus hijos a despedirte y a llevar a mamá. Va Ramón por todos. Te quiero, papá.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.