Estoy harto de las feministas de salón, pero sobre todo estoy harto, hartísimo, de los “feministos”, que son esos machistas acomplejados que no hacen más ... que cacarear el rollo paridad, el rollo igualdad, que no hacen más que organizarles la vida a las mujeres, y las mujeres, como tontas, comprándoles el trasto, sin darse cuenta que siguen siendo víctimas de los mismos de siempre, por muy progres que sean, por muchas cuotas que impongan (patéticas cuotas, ¿verdad Ana Blanco?), por muchas “ministras” que tengan a modo de floreros; sí, ministras-florero al servicio de machistas de libro. Visto lo visto, yo sigo al lado de Shere Hite, pues si estos hombrecitos de hoy son incapaces de satisfacer a una mujer, no digamos a una sociedad, ¿qué podemos esperar de ellos como servidores públicos? Nada, resentimiento y frustración.

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La poca gente que me conoce suele decirme, encantada, que tengo un lado “muy femenino” y yo, lo reconozco, siempre lo he considerado como un “must have”, un plus en mi personalidad. Adoro a las mujeres, las envidio, me encantan, y creo, siempre lo he creído, que cuanto más dirijan nuestras vidas, mejor nos irá. Aún recuerdo el nombramiento de Soledad Becerril como primera ministra de nuestra democracia con la UCD... Aquello lo sentí taaan intenso, taaan de nuestro tiempo... De jovencito, en mi cielo de estrellas, fue (y aún es) parte de mi universo femenino la francesa Michèle Mouton; y ya como periodista fui de los pocos en España en escribir orgulloso de una mujer, Geraldine Ferraro, como primera candidata a la vicepresidencia de los Estados Unidos en 1984 acompañando a Walter Mondale en la candidatura demócrata, derrotada por Reagan. No necesité (gracias papá, gracias mamá, gracias Francisco de Vitoria, gracias Complutense) que ningún manipulador, ningún encantador de serpientes, me dijera si tenía que ser igualitario como persona o actuar con paridad en mi vida profesional: nací y me educaron igual que a ellas.

Me educaron como hombre y como mujer. Me educaron como un compañero de pupitre más de Mary Barra, actual presidenta ejecutiva de “General Motors”, o de la mejor alumna de la Escuela de Periodismo de The Newhouse School (que además era la sonrisa más hermosa del campus) No distinguí géneros ni sexos, nací y me eduqué en un mundo de personas libres e intelectualmente hambrientas... hasta llegar a este oscuro momento que sólo desea acabar con el brillo de mujeres y hombres como libres y distintos, como libres e iguales. Liberticidas los llamo. Y machistas. Y lo digo como mujer.

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