COMPARECÍAN en rueda de prensa esta pasada semana dos de nuestros concejales más belicosos, Fernando Rodríguez y Fernando Castaño, portavoces del PP y Ciudadanos respectivamente, ... para sorprendernos con la advertencia de que en el próximo pleno iban a proponer una moción condenatoria de los indultos que según todos los indicios, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene previsto conceder a los independentistas del procés.

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Tan sueltos y crecidos se les escuchó perorar sobre asuntos tan transcendentales y complicados como los conflictos de la convivencia entre españoles y catalanes, la soberanía nacional y las garantías que debe presidir cualquier sistema democrático que por momentos parecía que ambos más que en una humilde comparecencia de prensa municipal se hubieran colado de improviso en uno de esos obtusos debates electorales que retransmiten las televisiones generalistas en vísperas de elecciones. O que se estuvieran proponiendo directamente como expertos asesores de futuribles ministros ahora que también se habla de una inminente remodelación del gabinete gubernativo.

No es esta la primera vez que nuestros políticos locales o provinciales se entretienen con este tipo de ejercicios fútiles de completa inutilidad en el que se rasgan mucho las vestiduras de cara a la galería ante un problema para el que nadie le ha pedido solución, ni pertenece a su ámbito de actuación política, pero que, sin embargo, creen que pudiera procurarles a corto plazo algún rédito político al existir una corriente de opinión muy favorable sobre ese tema en concreto en la calle. Los grupos mayoritarios de la Diputación también son muy dados a esta misma incontinencia, aunque solo cuando el Gobierno central al que se trata de censurar es de signo contrario.

Lo que desde luego no tienen en cuenta es que también en la calle existe una corriente de opinión, incluso más extendida de lo que nuestros políticos más cercanos piensan, de que de lo que verdaderamente deberían ocuparse en vez de en lanzar estériles y pomposas proclamas y discursos electoralistas respecto a problemas nacionales, es atender a los muchos y variadísimos problemas que existen en una ciudad como Salamanca y que tienen frecuentemente desatendidos, problemas que desde luego no van a evaporarse por el mero hecho de que Pedro Sánchez reconsidere o no la posibilidad de conceder ese indulto a los separatistas catalanes.

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