Ahora mismo la sociedad está dividida en dos grupos: el mayoritario, compuesto por replicantes “nexus” que se alimentan con comida-basura a base de política, ... televisión y redes sociales, y otro, cada vez más reducido, formado por seres humanos aún no expuestos a la irrespirable contaminación social y catódica que los convierta en nuevos “nexus”. Así estamos, aunque en lugares como Salamanca tenemos una gran ventaja gracias... a la despoblación: poder salir al campo abierto, salir bajo esos cielos amplios y azules sin ver a nadie, si acaso vacas soñando con ovejas eléctricas.
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De otra manera es imposible explicar y menos comprender que estemos donde estamos. Me pregunto cómo es posible que en 1999 -y veinte años no son nada- viviéramos en un mundo bastante normal, bastante organizado, bastante desarrollado, y sobre todo bastante libre, y hoy vivamos en los anillos de Saturno, víctimas de una lluvia de idiocia radiactiva que nos ha llevado a una sociedad limitada y dependiente, en un puro estado de deterioro. Isabel Pantoja en bañador y los “nexus” creyéndose con todos los derechos... y votando.
Así las cosas hemos llegado no al Estado fallido, que estamos cerca, sino a la sociedad fallida. Pasen y vean. El otro día me contaban el caso de una médico que, en un acto de preocupación profesional, le había dado su teléfono personal a una paciente por si necesitaba algo. La paciente, lejos de agradecer semejante acto de confianza, lo que hizo fue denunciar por acoso a la especialista por a saber qué “aviesas” intenciones escondía al facilitarle su número de teléfono personal. Sucedió en Estados Unidos, pero la estupidez ya es global.
Otra: ayer escuché que en Jérez, con motivo de la Feria del Caballo, han creado un “servicio de acompañamiento” para mujeres solas con el fin de ir con ellas hasta aparcamientos, paradas de taxis y autobuses. Igualmente los taxistas se comprometen a esperar hasta que sus pasajeras hayan entrado en los portales de sus casas. Los “nexus” dirán que qué bien, ¡qué guay!, todas con un acompañante al lado pagado por “Gran Hermano”. Sólo falta que alguien nos espere en casa para prepararnos un tentempié, recordarnos que nos cepillemos los dientes, y que nos haga el coro del “cuatro esquinitas tiene mi cama...”
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Otra: En una oficina bancaria en el centro de Salamanca un hombre sujeta la puerta para dejar pasar a una mujer. ¡Craso error! La mujer se encara con el individuo diciéndole que ella es muy capaz de hacer las cosas por sí misma, como abrirse la puerta ella solita...
Y ahora me voy a llorar. Con permiso.
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