El presidente del Gobierno está empeñado en poner en el mapa cultural a La Rioja a través del estudio de la lengua. Casi 45 millones ... de inversión recibirá el proyecto del “Valle de la Lengua” que la presidenta de La Rioja, Concepción Andreu, amiga de Pedro Sánchez, presentó hace unos meses.
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A través del PERTE Nueva Economía de la Lengua, La Rioja va a recibir una millonada para comenzar a montar, prácticamente de la nada, un centro de inteligencia artificial sobre la lengua.
¿Y para Salamanca qué? Nada. Sánchez y su equipo ignoran a Salamanca. Les sobran las buenas palabras hacia la Universidad salmantina, pero como dice el refrán “obras son amores, que no buenas razones”. En Salamanca necesitamos hechos para creernos de verdad el apoyo comprometido por el Gobierno para los proyectos del español.
Sánchez y su equipo miran a La Rioja, una rica Región. Es cierto que San Millán de la Cogolla atesora las Glosas Emilianenses, sin embargo, La Rioja no se ha esforzado hasta ahora en desarrollar la industria del español, un ámbito en el que, sin embargo, Salamanca y su Universidad son un referente después de muchos años de intenso trabajo.
A nivel histórico nadie puede discutir el papel del Estudio salmantino en la difusión del castellano, basta con citar a Elio Antonio de Nebrija o a Miguel de Cervantes y recordar su vínculo con la Universidad. A los numerosos autores que siglos atrás han estudiado y desarrollado la lengua española se suma el trabajo realizado en los últimos cien años por los profesores de la Facultad de Filología, desarrollando la ahora llamada industria del español. No me cansaré de recordar cómo hace casi un siglo nacieron en Salamanca los cursos de enseñanza de español para extranjeros, esos que luego copiaron en todo el país, aunque Salamanca sigue siendo líder indiscutible.
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Pero no solo se trata de enseñar el idioma de Cervantes a alumnos de otros países, a la institución académica salmantina le debemos los primeros diplomas de español, unos certificados que, consciente de su importancia, el Instituto Cervantes adaptó a sus necesidades. Eso sí, la Universidad de Salamanca no dejó en ningún momento de elaborar y corregir los conocidos diplomas DELE con los que cientos de personas demuestran cada año su conocimiento del español.
También en esos años un grupo de atrevidos profesores elaboró los primeros manuales, incluso grabaron una serie y ellos mismos participaron en algún capítulo.
Enseñanza, materiales, certificación y, por supuesto, también estudio e investigación, aspectos centrales del Centro Internacional del Español cuya sede se inauguró hace apenas dos meses. No acudió a la importante cita el presidente ni ningún ministro, el Gobierno envió al secretario de Estado para Iberoamérica, el Caribe y el Español en el Mundo, Juan Fernández Trigo. Eso sí, no falto el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, que ha elegido a la Universidad de Salamanca como socio estratégico. Por algo será.
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El CIE tiene la estructura necesaria para desarrollar un centro de inteligencia artificial del español, albergar un observatorio del español y desarrollar todos los proyectos posibles sobre el español. Pero, claro, es mejor partir de cero y gastarse una millonada en La Rioja mientras Castilla y León, y en concreto Salamanca, siguen defenestrados.
Ni el Centro Nacional de Neurotecnología, ni la Agencia de Supervisión de la Inteligencia artificial... No hacemos más que sumar proyectos negados por el Gobierno de Pedro Sánchez.
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