NO hace falta que el Gobierno nos enseñe el trato a los animales. El jueves la portada de ABC era la ministra Belarra arrodillada acariciando ... un galgo. Entre tantos progres que se consideran Adanes y Evas, ¿creerá que ha sido la primera? Los humanos hemos enaltecido siempre la amistad y fidelidad de los perros. Gabriel y Galán decía de los pastores de su abuelo que eran “más leales que mastines”.

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Acrecienta esa fama que muchos acudan diariamente a la tumba de su amo. En “El coloquio de los perros”, de Cervantes, Cipión le dice a Berganza, “nos suelen pintar por símbolo de la amistad; y habrás visto que en las sepulturas de alabastro... cuando son marido y mujer, ponen entre los dos, a los pies, una figura de perro, en señal que se guardaron en la vida amistad y fidelidad inviolables”.

Ahora hace 99 años que Alfonso XIII visitó Salamanca con la Reina Victoria Eugenia, como nos recuerda su retrato vestida de charra del Ayuntamiento. Como tantos ingleses era aficionada a la caza con galgos. Nos cuenta Isidro Borrego III, en el libro “A solas con el lobo”, dedicado a su padre Isidro Borrego II, que al regresar a Madrid y ver a su abuelo Isidro Borrego I con dos hermosísimos galgos, mandó parar el coche, y los alabó tanto que “en un gesto que le honra, le dijo Majestad, suyos son, y cogiéndolos por las cadenas, los subió al coche de la escolta”. ¿En cuántas tumbas y retratos de la realeza y la nobleza aparecen canes? En Salamanca hubo una extraordinaria afición, y uno recuerda aquella peña galguera que se reunía a la entrada del antiguo Mesón de Manolo -luego de Gonzalo I, y ahora de Gonzalo II -, con Paco Seirulo, Fidel López, Carlos “Montecarlo”, Sandalio... y Serafín Gallego, “El gamba”, tío de adopción (entre sus anécdotas, la del perro de la Condesa, que dejo para otra ocasión).

Bueno, pues ahora resulta que si no es por los podemitas no sabemos tratar a los perros, ni a los toros bravos que asesinamos, ni a las gallinas que dejamos que las violen los gallos... Algunos galgos he visto con horror ahorcados, pero han sido la excepción de los generalmente tratados “como caballos de carreras”. Al menos con piedad como el callejero que contaba Magín Carretero, un guto, hijo de cien padres. Recogido por un borracho y atado con una cuerda, cuando la mujer le abre la puerta de madrugada y exclama ¡pero dónde vas con ese chucho!, la contesta, ¡calla, que él se cree que es de raza! (presunción semejante se apodera de muchos políticos incultos e ineptos, que se creen estadistas, cuando no valen ni como empleados de una tienda de mascotas).

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En suma, van a obligar a hacer un cursillo para poseer perro. Cursos que se darán en academias fundadas por correligionarios, que se forrarán -a tanto el carnet-, con este nuevo límite a nuestra libertad. Eso sí, se podrá seguir pateando a un policía y criticar al Tribunal Supremo por condenar al autor, el gamberro y delincuente de las rastas necesitadas de champú, pero “al pulpo ni tocarlo”. “Mondo cane”, la realista película de este perro mundo.

Con las veladas amenazas de arruinar su mandato, los comunistas van cosechando de Sánchez logros increíbles. Él acaba de preparar una compra masiva de votos, que deja chico a Romanones. Este iba detrás de su adversario, y a los ya comprados a tres reales, les ofrecía cinco -recogiendo los tres-, con lo que cada voto le costaba solamente dos. Sánchez va a dar a los jóvenes, además del bono joven de 250 euros para vivienda, otros 400 para los que cumplan los 18 años en 2022. Naturalmente para votarle con nuestro dinero y consumir cultura teledirigida. Toros no.

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Continuará.

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