Si usted tiene por costumbre asomarse de vez en cuando a alguna red social, se habrá encontrado con los llamados ‘retos virales’: esos que se ... ponen de moda y consiguen arrastrar a una legión de fieles que corren a grabarse mientras lo ponen en práctica. Lo importante es que haya una foto o vídeo para dejar constancia de la ‘hazaña’, que después brinde muchos ‘me gusta’ y que a ser posible, también granjee más seguidores en la cuenta personal.
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Vivimos en la época del narcisismo digital, del ego que se expone en redes como una mercancía y se alimenta a base de aplausos en la distancia. Hace unos años se puso de moda el ‘Ice Bucket Challenge’, que consistía en arrojarse a uno mismo un cubo de agua helada. Lo recordarán. Anónimos y famosos se apuntaron a él porque llegó a tener un tinte solidario: apoyaba la investigación del ELA. Pero hace poco ha llegado su antítesis: el ‘Hot Water Challenge’, que es igual solo que con agua hirviendo, sin ningún fin solidario de por medio y por el que ha llegado a morir gente literalmente abrasada.
Con el ‘Condón Challenge’, el incauto que lo pone en práctica inhala un preservativo por la nariz y lo hace llegar hasta su garganta para acabar sacándolo por la boca. Ha llegado a provocar casos de asfixia al quedarse atascado en las vías respiratorias. Qué necesidad. Tengo un amigo en el trabajo que cuando se encuentra estas absurdeces, entorna los ojos y resopla resignado: “No cabe un tonto más. De verdad, que no cabemos más...”. Y no le quito razón.
El problema es que cada vez más jóvenes se suman a esos retos en busca de popularidad o inclusión. Se hacen selfies al borde de una azotea sin pensar que el juego puede dejar de serlo en cuestión de segundos. Por eso, la Policía Nacional acaba de lanzar una campaña de concienciación.
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El material es interesante para estudiar la evolución de la especie humana. Cuesta creer que alguien arriesgue así su vida por un ínfimo momento de atención. Y sin embargo, cuando estás a punto de perder la fe en la Humanidad, cada cierto tiempo surge otro reto que te hace recobrarla.
El ecológico ‘Trashtag Challenge’ desafía a tomar una foto de un área contaminada y repleta de basura, seguida de una foto posterior con todos los residuos recogidos. Los resultados son emocionantes.
Y mi favorito: el reto del gorro del quirófano. Un cirujano propone que el personal que interviene en una operación escriba de forma visible su nombre y función sobre su gorro. Asegura que en esos momentos cruciales en que cada segundo puede ser decisivo, a veces les cuesta identificarse —y por tanto, comunicarse— porque van tapados con gorros y mascarillas. El reto está arrasando y este, además salva vidas. Va mucho más allá de ser un reto viral: este es un reto vital. De los importantes de verdad.
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