Ahora mismo Rocío Carrasco ocupa toda la escena. La exposición de una vida sometida a un presunto maltrato sicológico y físico por su exmarido, revelada ... en la televisión, sacude la vida social y provoca análisis, tertulias y saca a los políticos de su zona de confort, donde las mociones y las campañas han perdido interés por las emociones y los intereses más variados. Toda la actualidad aparece insulsa, sosa como la personalidad de Ángel Gabilondo, que exhibe como atractivo electoral. Si acaso, las declaraciones judiciales de algunas celebridades de aquel PP del que usted me habla y del que Pablo Casado no quiere oír nada, le hacen sombra. Pero nadie habla hoy de Cantora, de Isabel Pantoja y Kiko Rivera, madre e hijo, cuyo conflicto ha sido desplazado fuera de los focos mediáticos por el de Rocío Carrasco –en otro tiempo Rociíto—y su hija, Rocío Flores, madre e hija, presunta víctima de un padre diabólico, según su exmujer, quien ha tardado en hablar de su vida y cuando lo ha hecho el mundo ha contenido la respiración. La caja de los truenos se ha abierto, como cuando Luis Bárcenas abrió la suya, que aún no ha cerrado, y tiembla el misterio. Esto es lo que hay antes de una Semana Santa perimetrada por tierra, pero no por aire. Ya hemos tenido la cita anual con Doyagüe, su “Miserere” y nuestra Josefa Montero; y también con el Poeta ante la Cruz, que este año ha sido Antonio Praena, dominico, con su poemario teológico y social, presentado por la escritora Asunción Escribano y acompañado por otros poetas, como Isabel Bernardo, y el coro Francisco de Salinas. Salimos del pórtico cultural para entrar en el atrio de los cultos y nada más, porque no habrá procesiones, lo que hace reflexionar a los exégetas de la Pasión cómo repercutirá en próximas ediciones. ¿Será necesario rescatar a la Semana Santa después de dos ausencias seguidas?

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Si hace unos días sugería rescatar el busto del comunero Maldonado y replantarlo en su sede original, la Plaza de los Bandos, aprovechando el aniversario de los quinientos años de la revolución comunera, también hoy podríamos pensar en rescatar el Monumento de la Constitución desterrado a la Vaguada de la Palma desde la Plaza de la Constitución, aprovechando que a José Luis Coomonte, su autor, le han concedido el Premio Castilla y León de las Artes. Cuesta entender que el monumento constitucional esté tan lejos de su plaza, en la que nada recuerda a la Carta Magna salvo el nombre, pero aquí tenemos estas cosas. Podría calificar ese destierro artístico-constitucional como abuso estético, como el que aborda la artista Montse Galán en el Museo de Salamanca alrededor de la figura femenina. Una muestra llena de iconos, que hace que me pregunte si Rocío Carrasco podría terminar siendo un icono del feminismo y la lucha contra la violencia machista, o todo quedará rebasado por otra noticia y los datos de audiencia.

Hay Semana Santa, lo que no hay son procesiones, escuché el domingo en la Catedral antes del recital de Praena. Lo que supone que los hornazos, aunque sean protagonistas hoy de “Salamanca te gusta”, siguen siendo asunto de Pascua y hay que esperar unos días. Y no, no parece que precisen de rescate como otros asuntos, pongamos el campo, que hoy sale a la calle para decirle a la ministra del negociado natural: menos lobos, Caperucita. Praena leyó el otro día un poema en el que el lobo le pedía a los corderos que tuviesen piedad de él. Era una metáfora, claro.

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