Fue Rajoy quien pactó el último cupo vasco con el PNV, y lo hizo diez minutos antes de que los de txapela votaran a ... favor de Pedro Sánchez en la moción de censura que puso a Mariano, “el gallego”, de patitas en la calle.
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Pero, ¿qué es el cupo? El cupo no es otra cosa que lo que ha de pagar el Gobierno vasco (Gobierno vasco que cobra todos los impuestos que allí se generan) al Estado Español por los servicios que este último presta en aquel territorio.
Por lo tanto, el cupo se ha de calcular, pero nunca se debería negociar.
Pues bien, contradiciendo lo que se debería hacer, el cupo lo negocia el Gobierno vasco con el Gobierno de España y en esa negociación política entran cuestiones que nada tienen que ver con el coste de los servicios y en esa negociación el Gobierno vasco arrambla siempre con dinero de tu bolsillo y del mío, querido lector. Creo que fue Albert Rivera quien, tras la firma del citado cupo por Mariano Rajoy, dijo: “Esto no es un cupo, es un cuponazo”.
A esta chapuza depredadora para el resto de españoles se une otro atraco: los déficits que generan a la Seguridad Social las pensiones en el País Vasco los pagamos todos los españoles y los vascos no ponen un euro.
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Ahora, el Gobierno de Sánchez se ha sacado de la manga un nuevo impuesto: Impuesto Temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas, que “se aplicará en todo el territorio español, sin perjuicio de los regímenes tributarios forales”.
Es decir, en toda España menos en el País Vasco y Navarra. En realidad, es una ley pensada contra las Comunidades que han reducido el impuesto sobre el patrimonio, como es la de Madrid, verdadera obsesión de Sánchez.
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A este propósito, Jordi Benítez ha escrito lo siguiente:
“La cesión de este impuesto ha sido una de las peticiones del PNV a lo largo de la negociación de los Presupuestos. Cuando se culmine, algo que podría cerrarse con su inclusión en la ley del Concierto que se lanzará con la renovación del cupo, País Vasco y Navarra se convertirán en las únicas comunidades autónomas con competencias plenas en este impuesto. Esa cesión coincide con el debate en el País Vasco sobre la posible supresión del Impuesto de Patrimonio.
Es muy probable que los propietarios de las grandes fortunas no tengan ya que huir a Andorra, a Francia o a Portugal. Ahora les bastará con trasladar su residencia a Pamplona o a Bilbao. Claro que ningún vasco o navarro va a protestar por ello. Los regalos se agradecen.
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