HOY sábado vivimos otra jornada de reflexión ante las elecciones regionales de mañana. Nada nuevo bajo el sol salvo que estamos, todos, muy cansados. Exhaustos ... es la palabra. No conozco a nadie que se sienta satisfecho con el manto político que nos arropa, que nos debería arropar. Un manto raído.
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Dadas las velas de mediocridad y desvergüenza políticas (y sociales en general) que nos alumbran, no tengo ninguna esperanza en el presente, y por tanto en el futuro, aunque a fuer de ser sincero me resisto a tirar la toalla como tantos y tantos están haciendo cada día, cerrando empresas por hartazgo o falta de continuidad, o deseando la jubilación, algo tan estúpido como desear entrar en el último tramo de tu vida. Pero es así, el sistema nos invita a abandonar, tristes, desilusionados y con la horrible sensación de haber perdido la batalla. Como el título de la canción de la banda tejana Intocable, “y todo para qué”.
Hoy reflexionamos, aunque el momento de decadencia mundial que vivimos nos tendría que obligar a una reflexión permanente como sociedades organizadas y como individuos. No es alarmismo, está en la calle, en el disparatado precio de la gasolina o en las cronificadas deficiencias de las prestaciones sanitarias, en definitiva, en nuestras vidas. Por eso debemos reflexionar una larga temporada y saber si queremos una sociedad de progreso, íntegra, formada y de bienestar, o queremos una empobrecida, liberticida y totalitaria, que es en la que están empeñados en meternos.
La cuestión hoy no es pensar a quién votamos, la cuestión es qué votamos y, sobre todo, acudir a votar, pues la abstención es el primer enemigo de la democracia. Hay que reflexionar, y mucho, para salvarnos, y el primer paso es rodearnos de políticos frescos, de líderes sin miedo, de ideas valientes. Ya está bien de ver deambular por los parlamentos, por los ministerios, por los ayuntamientos, a caraduras, inútiles, estómagos agradecidos, inmorales y hasta terroristas, todos henchidos de fatuidad, y si te sales del guion, estás fuera, ¿verdad Cayetana?
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Hay que reflexionar ante el vacío que nos lapida. Ante el silencio atronador: si escuchamos al PP, vemos que siempre dice lo mismo, suena a hueco; Tudanca es un ser que no existe, ausente, ¿se llama Luis?; lo de Igea, una caricatura; VOX espera su momento, con candidatos que más bien son sombras; Podemos es solo la aberración surgida del enfado de sus votantes, y en cuanto a los partidos localistas, no son más que una versión aldeana del “qué hay de lo mío”. Como para no reflexionar sobre qué vida queremos... votarnos.
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