En la semana del corazón, con San Valentín al fondo a la derecha, nuestro Ayuntamiento nos llama a activar la mente, sabiendo que el amor ... no atiende a razones. Nada hay más irracional que el amor y ahí está, a los pies de la Peña Celestina, el Paseo del Desengaño, como prueba irrefutable de lo que digo. Tan irracional, que hay quien se salta el confinamiento perimetral para ver a la novia y ante la pareja de la Benemérita que le ha pillado confiesa que era una necesidad. Y llegado el caso lo es, digan lo que digan Igea y Casado. Ahí lo dejo. Por el amor de Luis Bárcenas a Rosalía Iglesia se ve el PP en otro aprieto judicial, pero no nos vayamos muy lejos y pensemos en nuestros Calixto y Melibea, ilustres vecinos, que finalizaron de aquella manera por amor y el malmeter de Celestina. Presumen mucho los turolenses de sus “Amantes” y poco decimos de nuestra trágica pareja, que tiene su parque, que era un huerto. Cuántos intentos de llevarse a alguien al huerto han terminado en calabazas. Otros no, y ahí están los “muertos troncos” convertidos en pupitres, donde los estudiantes enamorados tallaban su afán, como recogió Unamuno en su poema a Salamanca, en cuyas callejas situó “amores fugitivos”. Y quizás furtivos.
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Un diez de febrero, pero de 1623 cerraba Felipe IV la Casa de la Mancebía –en realidad todas las de España—que así pasaba a la historia, creando, de paso, la leyenda del Lunes de Aguas, que tantas alegrías ha dado al corazón, como cantase Meléndez Valdés. Su pupilaje se unió al que oficiaba dentro de los muros de la Ciudad en tabernas, mesones, casas propias e incluso colegios mayores, aunque hubo quien dijese que hasta ahí había llegado e ingresara en una casa de arrepentimiento, colgando la mantilla de picos pardos. Este ambiente inspiró a MatildeCherner su “María Magdalena” en 1888. A Matilde le dio su oportunidad Fernando Araújo, autor de la “Reina del Tormes” y uno de nuestros grandes periodistas, como recordó Jesús María García y García en el numero 62 de la Revista de Estudios Salmantinos, dedicado a la prensa local. Araújo siempre confió en mujeres para sus aventuras editoriales y utilizó la poesía publicada para conquistar a su prima, Feliciana Gómez, que acabaría siendo su esposa. Otra historia de amor. El domingo se cumplieron 164 años del nacimiento de Araújo. Dicen que fue amor no correspondido lo que llevó al envenenamiento de San Juan de Sahagún, y al trastorno mental al Licenciado Vidriera. ¿Qué pensaría Cervantes de los 600 “Quijotes” del farinato Manuel Belda? Sancho diría que todos cuentan lo mismo de su señor. ¿Qué habrá sido de los “Lazarillos” de José Ramón Martín? Por amor, dice la leyenda, se hizo el Palacio de la Salina: cosa de los Fonseca, que fueron arzobispos con pareja e hijos. De los de antes. Por amor se levantó la Casa de las Conchas, ensamblando vieiras y lises, de Maldonados y Pimenteles. Hay un Castillo del Buen Amor. Y en Alba de Tormes dejó su amor, Isabel de Urbina, Lope de Vega.
Parece que lo suyo es encontrar un centro de gravedad permanente porque no vale aquello de ojos que no ven corazón que no siente. Malo si el corazón no siente. Hágaselo ver y no solo por cardiólogos, que es una de nuestras mejores especialidades médicas y doy fe. Un equilibro entre razón y corazón, mente y pasión. Quizá nuestro Ayuntamiento active nuestra pasión más adelante. Quién sabe.
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