El ministro de Universidades, Manuel Castell, ha reaparecido mediante nota de prensa para hacer una comunicación importante a estas alturas de verano: se mantienen las ... mismas medidas anticovid que el curso pasado. El señor Castells, albaceteño de nacimiento, pero independentista de corazón, tiene que sacar una nota de prensa de vez en cuando para aparentar que se mueve un poco en una cartera que debería ser una de las más importantes junto con la de Educación.

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El más desconocido del amplio Consejo de Ministros del doctor Sánchez Castejón sale ahora cuando ya todas las universidades tienen preparados los protocolos porque el curso está a la vuelta de la esquina. De hecho empezará en poco más de dos semanas en muchos de los centros españoles, especialmente en los privados contra los que tiene emprendida una cruzada el Gobierno social-comunista.

A Castells le ha venido la pandemia a ver, porque ha sido la excusa perfecta para no dar palo al agua. Dudo hasta de su presencia en las reuniones del Consejo de Ministros de los martes. Pero como es la cuota comunista del banco azul no tendrá problemas para hacer o, mejor dicho, no hacer nada y continuar en la poltrona política hasta que tenga bien cumplidos los ochenta años.

El protocolo universitario, el mismo que ha estado en vigor el último curso, fue aprobado por la Comisión de Salud Pública el pasado 16 de julio y de forma general, dice que se mantenga una distancia de al menos 1,5 metros entre las personas en los espacios del centro universitario, aunque se establece que en niveles de alerta 1 y 2 -Salamanca en estos momentos se encuentra en nivel 1- se podrá valorar la posibilidad de flexibilizar a 1,2 metros dentro del aula, y siempre teniendo en cuenta el contexto específico de cada comunidad autónoma.

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El anuncio de Manuel Castells, que con 79 años debería estar disfrutando de la jubilación en su casa, se suma a su corta lista de medidas y comparecencias desde que llegó la pandemia a España, y desde que él mismo se puso al frente del Ministerio de Universidades.

Han sido muchas las críticas por su escasa labor al frente de la cartera.

El año pasado, cuando las universidades y los universitarios tuvieron que afrontar un curso atípico, debatiéndose entra la presencialidad y las clases “online”, el ministro debió prorrogar sus vacaciones casi hasta diciembre, porque tuvieron que afrontar el inicio del curso sin protocolos ni información por parte de quien debía haberse puesto al frente de la situación con previsión y tiempo después de la experiencia vivida cuando estalló la pandemia, allá por marzo de 2020.

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Más tarde y ante las críticas de los estudiantes por los exámenes presenciales, el ministro cedió ante cuatro que hacían mucho ruido y dijo, por supuesto con el mismo criterio que podría haber defendido lo contrario, que los exámenes deberían hacerse “online”. Y se quedó tan ancho.

La Conferencia de Rectores estalló e incluso calificó al ministro comunista de populista y le acusó de enviar un “mensaje fácil”, porque el titular de Universidades ni había puesto los medios para garantizar los exámenes no presenciales con absolutas garantías ni se había tomado la molestia de preguntar al profesorado.

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Como dirían en mi pueblo: ¡qué sueldo más desaprovechado! Este ministro es como el Guadiana, desaparece y aparece para hacer lo que mejor saben hacer los comunistas: populismo, pero su sueldo, igual que el de la ministra de Igualdad, la excompañera de vida del macho alfa de Podemos, bien podríamos ahorrárnoslo.

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