Porque en los 17 primeros días de este 2019 han sido asesinadas ocho mujeres a manos de hombres que, a ojos de familiares, vecinos y ... amigos, eran normales.
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Porque aún hay a quien le sigue pareciendo un asunto que no nos concierne a los demás. Hasta que nos toca cerca, claro. Luego la cosa cambia y ahí sí. Ahí pedimos que doten de presupuesto una ley que algunos quieren derogar, travestir y diluir confundiendo al personal con mentiras repetidas, con falsas estadísticas y con subvenciones inexistentes a grupos que nada tienen que ver con el apoyo y la defensa a las víctimas de violencia machista. Que se lo pregunten a las religiosas que se ocupan de ellas. Por cierto, las monjas también paran el 8-M. Y se manifestarán en las calles. De morado. Lo cuentan en un vídeo donde desgranan sus motivos como una letanía justa y necesaria ante este rosario histórico de injusticia y desigualdad. De discriminación normalizada y asumida. De cultura patriarcal.
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, hay que parar. Porque desde que existen registros sobre víctimas del terrorismo machista —año 2003— en España hemos enterrado a 983 personas cuyo único delito fue negar la autoridad y el poder de su marido, su novio, su pareja o su ex pareja. Y ante el terrorismo, ni un paso atrás. Basta ya.
Porque el desempleo femenino es del 16,2% frente al 13,1% del de los hombres. Porque sólo uno de cada diez trabajadores —a pesar de ser un derecho— tiene horarios flexibles para conciliar la vida familiar y laboral. Porque las empresas y los gobiernos han convertido la maternidad en un artículo de lujo. En un lastre para la carrera laboral de una mujer. En un riesgo para conseguir o conservar su puesto de trabajo. Y eso sí que no.
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Porque la desigualdad salarial es de un 14,2% que así, como dato, no se entiende de la misma manera que si nos dicen que una mujer trabaja gratis a partir del 10 de noviembre porque sí. Porque ella no lo vale.
Porque aunque las mujeres son el 40% del profesorado universitario, únicamente el 21% ocupan una cátedra. Porque estas mismas profesoras tienen que seguir escuchando que no existe el techo de cristal.
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Porque necesitamos más feminismo. Sí, feminismo. Ese principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre que, según la RAE —y aunque el término sea masculino— es un movimiento social histórico que reivindica el fin de la discriminación y las violencias que padecen las mujeres por el mero hecho de serlo. Por no tener pene.
El 8-M hay que parar porque nos merecemos un mundo mejor.
Porque necesitamos más feminismo. Por la mujer de mi vida. Por mis hermanas. Por mis sobrinas. Porque unidos podemos y debemos. Por mis hijas. Por el amor de Dios.
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