Como dice gente nada sospechosa como Rosa Díez o Cayetana Álvarez de Toledo, hay que dar la batalla. Hay que dar la batalla cultural. Y ... también la política, la económica, la social, la sanitaria, la educativa, y la moral. España ha sido arrastrada hasta lo más hondo de un vertedero de dolor y tristeza que acabará en un país arruinado y con sus calles tomadas por la desesperación y la oscuridad. Y no hay derecho: no merecemos estar en manos de esta manada de políticos que lleva cuarenta años saqueando el país en nombre de una democracia ficticia.

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Es tiempo ya de que salgamos a la calle, de que nos manifestemos alto y claro, de que rompamos las cadenas con las que han puesto coto a nuestra libertad. El virus son ellos, dañino, letal; un virus político cargado de la maldad y las ocurrencias de la izquierda, y de los complejos y la tontuna de la derecha. Parafraseando a Aznar, váyanse señores, desalojen el Parlamento, sus chiringuitos regionales; váyanse y dejen paso a la inteligencia, al espíritu de sacrificio y de servicio. Váyanse, por dignidad, busquen un trabajo en alguno de los comercios o restaurantes que están cerrando, en alguna de las miles de pequeñas y medianas empresas que están arruinando con sus locuras, con sus zozobras mentales y morales. Con sus caprichos, con sus confinamientos, con sus cierres de ciudades hoy, con sus toques de queda mañana... ¿Qué vendrá después?, ¿fusilamientos en masa televisados?, ¿bombardeos de residencias de ancianos? Desenterraron a Franco y ahora usan tan panchos el vocabulario de Pinochet: toque de queda. Váyanse, tengan dignidad, dejen paso a “los buenos”, que los hay; busquen un trabajo, sepan qué es un salario mínimo y para qué da. Pero váyanse, por el amor del cielo, levanten sus botazas de nuestras cabezas, de las de nuestros hijos, de nuestras empresas, de nuestros trabajos. Devuélvannos la libertad que nos han robado con la excusa del virus. Devuélvanos la vida.

Sí, váyanse y dejen paso a quienes sepan y a quienes puedan reorganizar nuestra sociedad malherida; a quienes puedan dotar a los hospitales y centros de salud de personal y medios, a quienes puedan tener previstos hospitales de campaña cuando las cifras nos desborden -como dicen-, a quienes puedan hacer millones de pruebas diagnósticas para controlar el coronavirus; a quienes puedan dar aire a la economía hundida de un país ya arruinado y de una sociedad exhausta, sodomizada por El Mal. Váyanse con la cabeza hundida en la vergüenza que no tienen. Y pensando todavía en subirse el sueldo...

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