Quién le iba a decir a nuestros señores ministros que iban a formar parte de la ola de temporalidad que inunda nuestro mercado laboral. Víctimas ... del vertiginoso ritmo de la política patria, que igual te salta de un conflicto internacional a una crisis interna, pasando por la polémica de turno generada por la verbigracia de los habituales bocachanclas de cargo y despacho. Ministros de quita y pon, apenas da tiempo a aprenderse los nombres y ya están desfilando por la puerta con la caja de recuerdos y la cartera en manos del siguiente de la fila. Menudo es Mr Wonderfull Sánchez, ni su Rasputín Iván Redondo le ha aguantado hasta la mitad de legislatura.

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Qué andará masticando a estas horas Pedro Duque, que ha pasado de la inmensidad del universo a la ingratitud del servicio público. Con una par de pifias verbales como mayor logro en un cargo cosmético. Seguramente se arrepiente del ‘sí quiero’, aunque parafraseando a uno de los nuevos, Félix Bolaños, ser ministro ‘ni se pide ni se rechaza’. Qué decir de los grandes engullidores de marrones en los últimos años, Ábalos o González Laya, a los que les ha faltado el ‘apaga y cierra al salir’. No van a tener puertas giratorias suficientes para todos.

La sociedad de consumo ha llegado a la política. Obsolescencia programada hasta que el nivel del desgaste del jefe obliga a llamar al chatarrero. Otra lista con nombres escasamente reconocibles en la que no está Luis Tudanca, entendemos que nadie se lo ha ofrecido, así que el burgalés-leonés se aferra a la tierra y anuncia que se presentará para renovar como líder del socialismo castellano y leonés. Ahora, con el apoyo de otros de los renacidos, Óscar López, el ‘bombazo’ que Sánchez nos tenía preparado para agitar el patio regional.

Tiene más vidas políticas el segoviano que una colonia de gatos. Puro Cambio. Sabe moverse en el PSOE con una soltura propia del fontanero criado en cloacas. Bien aprendió del maestro Rubalcaba, también de Pepiño Blanco, el primero que le abrió la puerta a una carrera política que mantiene desde 1996. Apostó por Patxi López calculando que la tercera vía en las primarias socialistas siempre iba a tener una recompensa, y acertó el pleno al 15 llevándose la presidencia de Paradores. Una de las joyas de la corona, con varios ceros en la nómina y sin ningún desgaste, todo fastos e inauguraciones, incluso otorgando algunos favores que rentabilizar algún día.

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Ahora pone rumbo a la Moncloa, recupera su amistad personal con Sánchez y se erige en el arquitecto de la política socialista de los próximos años. Bien jugado, habrá pensado Iván Redondo, que se marcha pero volverá, no lo duden. A los amantes de la estrategia, criados entre dosis masivas de House of cards y El ala oeste de la Casa Blanca no se les puede perder la vista. Reaparecerá, quién sabe con qué siglas, por que les da igual jugar con blancas o negras, lo importante es mantenerse en la partida. Si no, será un político de usar y tirar.

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