El presidente de Cataluña ya ha dicho que no piensa venir a Salamanca el próximo 30 de julio a la Conferencia de Presidentes. Él se ... lo pierde, porque solo por visitar Salamanca, ya merece la pena la reunión convocada por Sánchez para hablar de la pasta que va a llegar de Europa y que nos va a permitir, si se gestiona con cabeza, paliar la grave crisis económica.
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Su ausencia le ahorrará a más de uno los abucheos que se merece una republicano como Pere, Pedro para que nos entendamos. Este pusilánime tiene las ilusorias intenciones de convertir un hermosa Región de España en una república bananera, donde, como ocurre en la Cuba castrista o en la Venezuela chavista o ahora de Maduro, las libertades brillan por su ausencia y la comunidad es cada vez más pobre.
Pedro, el catalán de ERC, no solo desprecia un órgano colegiado en el que están todos los presidentes autonómicos con el presidente del Gobierno. Desprecia el sistema democrático y ningunea a Sánchez. Aunque a éste le deben dar igual los “desaires” con tal de seguir en la poltrona política.
Pere o Pedro, probablemente, no querrá tener el mismo trato que el resto. Estos politicastros que gobiernan a los pobres catalanes se creen superiores al resto y ya es sabido que con el dinero de todos abren embajadas para soñar con un estado independiente, y despilfarran los fondos públicos en fuegos de artificio independentistas.
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Ahora bien, si a Pere le dijeran en La Moncloa que si no viene a la reunión no puede decidir sobre el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y que recibirá como castigo una buena rebaja en los fondos europeos que lleguen a España, seguro que se haría llamar Pedro para estar más integrado y además, sería el primero que volar desde Barcelona a Matacán – si tiene a bien hacer operativo el aeropuerto salmantino la nueva ministra que ha sustituido al “pobre” Ábalos- para ponerse a la cola de los dineros y, si es posible, rascar todo lo que se pueda para la casa independentista.
Pero el republicano sabe que tiene a nuestro presidente del Gobierno comiendo de su mano y tan bien comprometido con la causa que en cuanto quiera aprieta el botón rojo y Pedro Sánchez se va a la calle, es decir tiene que dejar La Moncloa.
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No hace falta que Pere viaje a Salamanca para llevarse el mejor botín de los fondos europeos. Ocurrirá sí o sí porque es el peaje que tiene que pagar el socialista por continuar tranquilamente en La Moncloa.
Pero lo peor de todo, siendo muy malo, no es la discriminación monetaria positiva a la que aspira el presidente catalán y que a buen seguro la tendrá por parte del presidente del Gobierno de España.
Lo más indignante es que los fondos europeos de todos los españoles pueden servir para volver a intentar otro golpe de estado o pagar a fugitivos, como Puigdemont que huyó de la justicia y desde entonces vive como un auténtico marajá en su mansión de Waterloo, donde no le falta nunca el chocolate.
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Pere, el sustituto del fugitivo, no viene a Salamanca porque todos estos independentistas de pacotilla, que son vulgares “cuatreros”, quieren un trato diferente y preferente. Y si es posible, que el presidente del Gobierno le hable en catalán en la intimidad.
Sería bueno que Pere viniera para tomar unas cuantas lecciones de español. Salamanca tiene fama internacional y es el lugar idóneo para el aprendizaje del castellano, hablado por millones de hispanoparlantes en el mundo con los que Cataluña podría hacer negocios. A este paso de pura gilipollez, los catalanes tendrán que salir fuera para aprender la tercera lengua más utilizada en internet y el idioma extranjero más estudiado en Estados Unidos.
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