Ayer, nada más poner un pie en el suelo pensé que iba a ser un buen día. Por fin comenzaba la vacunación masiva que tanto ... nos habían anunciado, pero que no acabábamos de ver en Salamanca. No cabe duda del gran trabajo que han hecho las administraciones local y autonómica para convertir el multiusos Sánchez Paraíso en un gran “vacunódromo”.

Publicidad

Tiene capacidad para inocular una media diaria de entre 6.000 y 7.000 dosis, lo que supone que en menos de un mes podría estar vacunada toda la población de Salamanca capital y parte de la de alfoz. Eso si tuviéramos vacunas suficientes, porque esta semana hemos batido un récord con 17.274 dosis. Es la primera vez que tenemos esta cifra.

Estaba yo enfrascada en estos pensamientos y escucho que en los próximos días recibiremos millones de vacunas, de tal manera que a finales de agosto estará vacunada el 70 por ciento de la población. ¡Qué bien!, me digo a mí misma. Por fin vemos el final de esta pandemia. Pero no, el anuncio de la vacunación viene del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el personaje menos de fiar que hay sobre la faz de la tierra, un mentiroso compulsivo, un hombre que ha hecho del engaño una forma de gobernar.

Teniendo en cuenta quién lo ha dicho, yo me conformaría con conseguir la inmunidad de grupo a finales de agosto, aunque entiendo que para la hostelería y para todos los españoles que viven del turismo es otro jarro de agua fría, porque supone perder un verano más.

Publicidad

La cosa en Madrid no debe andar muy bien para el social-comunismo y se ha puesto en marcha la campaña: “El Gobierno nos salva con las vacunas”, luego lo de ponerlas ya es cosa de las comunidades autónomas, como aclaró el lunes la senadora Elena Diego, que traducido al lenguaje del “sanchismo” significa que los méritos son suyos, es decir de Pedro Sánchez, y los fracasos o errores de las comunidades autónomas. Por eso se ha desentendido de la pandemia desde que acabó la primera ola. Está prácticamente desaparecido. Él, que tanto se burló del plasma de Rajoy, ha tenido desde agosto para acá dos o tres apariciones estelares para vender humo y poco más.

Ayer reapareció el presidente tras el Consejo de Ministros porque ni Tezanos es capaz de hacer que las encuestas cuadren. Incapaz de coordinar nada, debe tener una bola de cristal que le ha desvelado que ya no habrá más problemas con el suministro de viales. Pero estamos en campaña electoral en Madrid, la plaza política más cotizada y con Pedro Sánchez vale todo, también la mentira.

Publicidad

Todo estaba calculado para la campaña, no la de vacunación, sino la política: el lunes, día de recepción de la vacuna de Pfizer con cifras récord, la subdelegación del Gobierno distribuyó un vídeo a través de Twitter con la llegada de los viales al centro de salud de San Juan -algo hasta el momento prohibido porque había que salvaguardar las vacunas de las tentaciones de los cacos- y ayer reaparece el presidente después de vacacionar varias semanas -he perdido la cuenta de la última vez que apareció-. Nos contó la milonga de que 33 millones de españoles y españolas estaríamos inmunizados el 31 de agosto, festividad de San Ramón Nonato.

Lo de las vacunas es como cuando dijo, en el mes de julio del año pasado, que habíamos vencido al virus o como cuando su portavoz sanitario, el señor Simón, nos aconsejó no llevar mascarillas porque no servían para nada o cuando prometió contratar a 50.000 médicos o como cuando aseguró, un domingo en “prime time”, que había movilizado él solito no sé cuántos millones de euros para ayudar a los sectores económicos más perjudicados. De momento, la hostelería no ha recibido ni un euro en ayudas directas del Gobierno de España. Una patraña más de las suyas, con la que suele engatusar en campañas electorales y vamos por la cuarta en un año

Publicidad

Pedro nos ha contado tantas mentiras, que el día que diga una verdad va a ser como el cuento de “Pedro y el lobo”.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad