El presidente de la Junta de Castilla y León, nuestro paisano Alfonso Fernández Mañueco, ha apelado a la paciencia cuando le han preguntado por ... la desigualdad de cifras de vacunación en las provincias de la Comunidad, que hace que en esto -también en esto- nos hallemos a la cola. Le han preguntado también al vicepresidente Francisco Igea, pero no he entendido sus explicaciones. En realidad, llevo tiempo sin entenderle. Seré yo, seguramente. De la doctora y consejera Casado sigo sin saber nada. En fin, que así estoy. Y ahora, tiemble: lo que venga después del final del estado de alarma, el 9 de mayo, dependerá del dúo dinámico de nuestra Sanidad, ha dicho Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, como dependerá de ellos esa vacunación millonaria prevista de aquí al verano. ¿Serán capaces o tendremos que armarnos de paciencia?

Publicidad

La paciencia, decía. Llevamos un año de paciente espera, así que tenemos cierto derecho a la impaciencia, sobre todo cuando vemos la lentitud con la que avanza el progreso. Las cifras de empleo conocidas ayer demuestran que cuando a los negocios se les permite funcionar, el paro desciende, igual que cada vacuna que se inyecta es un alivio para el sistema sanitario. Hasta ahora la vacunación ha circulado en Salamanca a la misma velocidad que sus trenes, que también ponen a prueba la paciencia de los viajeros, así que tenemos razones para la impaciencia. Podría habernos pedido fe en lugar de paciencia. Fe es el nombre más corto de nuestro callejero. La calle de la Fe está cerca del aulario de San Isidro, que fue antes cochera de autobuses de línea, local diocesano e iglesia. Allí nació este diario en el año veinte del siglo veinte. Siempre me pareció curioso que esta calle de la Fe desembocase en la calle de La Estafeta, o sea, en el despacho postal en el que los estudiantes recibían los ansiados giros familiares. Paréntesis: para los más jóvenes o “milennials”, los giros eran los “bizum” de hoy; de nada. Cierro paréntesis. ¿Qué otro nombre le hubiese puesto a esa calle que iba a la estafeta? Antes, el bautismo de las calles se hacía con sentido. Por cierto, había allí un Cristo de la Estafeta al que encomendarse de camino. Si puedo elegir, casi prefiero que me pidan fe a paciencia, al fin y al cabo, tengo fe en ser vacunado, formar parte de la inmunidad de rebaño, lo cual es compatible con mi impaciencia y mi irritación cuando se nos dan esos ánimos paternalistas basados en que ya nos queda poco para salir de esta. Me recuerda a los brotes verdes de la crisis anterior y al manido “luz al final del túnel”. Con cierta nostalgia recuerdo a aquella mujer que entre viajeros y autobuses anunciaba pipas, regalices y “pacencias”.

Todo llega. Un día como hoy de 1909 el entonces alcalde, Manuel Mirat, lanzaba un bando anunciando la pronta apertura del Mercado Central, lo que tuvo lugar el 15 de abril. No sé si aquel Manuel Mirat y el Manuel Mirat que este sábado es investido socio de honor de Alumni-USAL junto a Ana Pastor y Susana Marcos son parientes. En todo caso, quizá el alcalde de hoy, Carlos García Carbayo, deba echar otro bando cuando la empresa de Mariano Barbacid se establezca físicamente en Salamanca, porque la noticia es de las gordas. Esa Salamanca que forma, investiga y alimenta la industria es el ideal. Todo ello, compatible con el turismo, la cultura y la diversión que llevamos en nuestro ADN. Pero, hasta que esa Salamanca llegue, paciencia y “pacencias”. De paso, vaya preparando el alcalde otro bando para cuando salgamos, de verdad, de esta. Por cierto, paciencia rima con Hacienda. Uff.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad