Nos cortan el aire acondicionado, porque tenerlo a 27 grados es como no tener nada -menos mal que en la meseta castellana pasamos calor cuatro ... días al año-, nos quieren obligar a apagar la calefacción, porque a 19 grados con las heladas y las nieblas mesetarias es como tener una estufita de esas antiguas de butano para caldear toda una casa, y ahora, la ministra verde-energía dice que está pensando en apagarnos también las luces de los monumentos, que en ciudades con un rico patrimonio artístico y que viven en gran parte del turismo de interior en los meses menos calurosos y con menos luz solar, como es Salamanca, es tanto como negarnos el pan y la sal. Vamos, que nos moriremos de inanición con el permiso del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

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Ayer, la ministra Teresa Ribera mandó a un lugarteniente, concretamente al director general del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía, Joan Groizard, para volver a la carga con las estrafalarias medidas de ahorro energético que se les han ocurrido. En lugar de buscar alternativas al gas, este Gobierno lanza tonterías a ver si en Bruselas cuelan.

En el decreto aprobado en Consejo de Ministros antes de que Pedro Sánchez cogiera el Falcon, que como todo el mundo sabe es muy económico, no se atrevieron a incluir el apagón monumental, que para Salamanca sería terrible. Pero han vuelto a la carga con el asunto. El alcalde ya se ha rebelado contra este globo sonda. Carbayo ya dijo a principios de agosto que él ya había recortado el tiempo de iluminación de los edificios históricos y que no pensaba recortar todavía más el alumbrado artístico. ¿Se imaginan la Plaza Mayor, las catedrales, la Universidad o la Clerecía a oscuras a partir de las 10 de la noche en pleno invierno?

Pero como no hay dos sin tres, Ribera también apuntó, antes de irse de vacaciones, que no se descarta que nos vuelvan a limitar la velocidad como antaño, aunque ahora sería a 100 kilómetros por hora para ahorrar lo que nos gastemos en cambiar las señales de tráfico. De momento es solo una recomendación a los conductores, pero no es algo nuevo en los gobiernos del último régimen socialista, porque la estupidez ya se le ocurrió a la lumbrera de Zapatero allá por 2011, cuando nos ahogaba la crisis económica que él mismo negó. Entonces cambiaron todas las señales de 120 a 110. Desde luego alguien se forró y ahora que vuelven a estar las mismas calamidades al frente del Gobierno de España, se va a volver a forrar. No hay duda de que la medida le viene muy bien a alguien próximo al socialismo porque solo a ellos se les ocurre semejante barbaridad. ¡Ojo, que aquí hay negocio a costa del bolsillo de todos los españoles!

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En ese país se recorta todo, menos los gastos ministeriales que sobrepasan todas las expectativas y necesidades de cualquier nación civilizada. Habrá que ver cómo afecta en el palacio de La Moncloa, en los ministerios y en las Cámaras la regulación de la temperatura, porque no me creo que en verano y ante las reiteradas olas de calor pongan los termostatos a 27 grados ni que en invierno estén a 19. No me lo creo.

De cualquier manera, este plan de ahorro energético tiene toda la pinta de acabar como las restricciones y las consiguientes multas durante los dos estados de alarma declarados inconstitucionales: en el cajón de la basura, siempre y cuando algún incauto no pagara por adelantado.

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Un estudio de varios catedráticos y profesores universitarios afirma que el régimen sancionador se ha articulado mal, que probablemente es inconstitucional y que va a suceder exactamente igual que con las sanciones del Estado de Alarma, que no se podrán cobrar esas multas.

¿Quién está vigilando que se cumpla el plan de Sánchez y cuál es el régimen sancionador? Nadie. Yo les recomiendo que no paguen multas y que cada uno gaste con arreglo a su bolsillo, si es que puede.

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