Hay mascarillas para rato. Veremos a los Reyes Magos con ellas repartiendo caramelos y regalos, pero antes será a las orquestas que reinan en las ... noches de verano actuar con mascarillas, también a los actores de la Feria de Teatro de Ciudad Rodrigo y a los intérpretes de las Noches de Cultura, y ojo al toro de la Mariseca, que quizá sea izado con ella. La anunciada nueva normalidad se basará en mascarilla, cola, distancia, higiene hasta que las huellas digitales se borren y en no ir demasiado lejos. Ni demasiado deprisa, dicen algunos. Vamos a pedir pasar el lunes a la fase 3, pero en realidad será a la 2,5 o la 2 con alivio, o sea, a para estar más cerca del momento que permita la llegada de estudiantes y turistas que llenen la ciudad, porque hoy nos sobran calles. Los de aquí somos pocos -cada vez menos- y engañamos a la demografía con universitarios, excursiones, erasmus y viajeros, entre otras tribus extrañas.

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Al tiempo que se hacían oficiales los menguantes datos de natalidad, nuestra gran Concha Ceballos presentaba su moda nupcial. Hay que casarse ahora, es el momento. Entre las fotos formales de la boda habrá otras con mascarillas estampadas y si el día nupcial es inolvidable ya puede imaginar cómo lo será si se celebra en estas circunstancias. La estadística de nacimientos coincidía con la aparición de Lucía, la hija de Rivera y Malú, que entran en una nueva fase de su vida, como la cultura, cuyos espacios se van abriendo: las salas de Santo Domingo, con Venancio Blanco, y La Salina, con Teresa Sato, son las nuevas incorporaciones. Pero la cultura también está en el exterior, en el puente de Enrique Estevan de Saturnino Zufiarre, al que me asomo todas las tardes por si aparece el cocodrilo pucelano buscando un pato que llevarse a sus dientes, y el de Pradillo. La Glorieta, de Cecilio González Domingo, un activista de su época, en todos los sentidos, que habría agitado la causa de “Salamanca es tauromaquia” por tierra, mar y aire. La casa de Miguel de Lis o el Mercado Central, que son referencias de Modernismo en Salamanca, visitables este Día Internacional del Modernismo

El Mercado Central se ha hecho más modernista con las vidrieras y su iluminación nocturna: le gustaría a Joaquín de Vargas Aguirre, el arquitecto modernista de Salamanca, que vivió entre dos siglos y lo diseñó. También es suya la iglesia de San Juan de Sahagún, que no es modernista, sino ecléctica, pero de la época, como la Plaza de Toros, donde estos días ya se recuerda al patrón, cuya fiesta celebramos el viernes de esa manera que permite el estado de alarma. Que tengamos este Mercado Central es un milagro con los mil y un sucesos que vivió cuando era proyecto, cuando se construía y aún después. Es un lugar especial en el que se echa de menos estos días la aparición de algún turista o de un grupo de estudiantes extranjeros, y en el que los hosteleros que te encuentras te responden que van tirando cuando les preguntas qué tal. El presidente de los distribuidores, Juan Ramón Sánchez, asegura que el virus nos puede haber dejado hasta sin doscientos establecimientos de hostelería, así que ver hoy que un bar, café o restaurante está abierto y que sus profesionales están ahí debemos tomarlo como algo tan prodigioso como los milagros patronales y, por lo tanto, merecedor de un relieve en bronce como los de Aniceto Marinas en San Juan de Sahagún. Pero todo hay que verlo bonito, como cantó Pau Donés, cuya voz acompañó muchas noches de copas en Salamanca.

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