La jodienda no tiene enmienda (dicho popular)

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TRES eran tres. Sánchez ha prometido en el reciente Congreso del PSOE, que derogaría la llamada “Ley mordaza”, ... la reforma laboral del PP, y que aboliría la prostitución. Tururú. Ayer encendió al PNV, proponente de la derogación de la ley de Seguridad Ciudadana, aplazada por enésima vez. Sobre la reforma laboral, andan a la gresca y tirándose del moño, dos vicepresidentas de su gobierno, la sensata Nadia Calviño y la comunista - nueva estrella de Podemos -, Yolanda Díaz. ¿Y el puterío qué? Otro brindis al sol, otra promesa del gran impostor, sobre el oficio más antiguo del mundo, y con el que no han podido Papas (Francisco ha abrazado a una representación romana), emperadores, dictadores ni socialdemócratas nórdicos, porque mientras haya alguien dispuesto a un revolcón, a disfrutar del sexo o a venderlo, se podrán cerrar prostíbulos, hiper-polvos, locales nocturnos, pero siempre habrá un pene enhiesto o un pubis caliente, y dinero por medio. Sucede que a lo largo de la historia se ha pasado del injusto “eres más puta que las gallinas”, a su estúpida defensa por progres podemitas, como “violadas” (¡) por los gallos.

En Salamanca tenemos ejemplo de todo. Desde la virtud intachable de monjas y frailes, con su voto de castidad, en conventos, monasterios y residencias que conformaron el llamado “cinturón de incienso” – nuestra particular M30 -, hoy en trance de despoblación, hasta la casa de la puta vieja más famosa de la historia, Celestina. Y siglos más tarde, el célebre barrio chino de la contienda, nutrido de uniformes de tres naciones y de la posguerra, con La Margot, La Petra y compañeras mártires, el Calderas y su hermano Farina, el Pollo y el Calala cantando y al descorche. El “pocho” diestramente novelado por nuestro Ángel Sevillano (TAC, Notario y Registrador, ¿qué tal?) en “La Carioca”, con final feliz, porque su joven hija acaba profesando en las Agustinas de la Calle Ancha, donde antaño empezaba Chinatown.

Si hasta el caballeroso don Quijote, que hoy dormiría en Comisaría, agarró a Maritornes, la atrajo y le tentó la camisa. Si García Márquez noveló al nonagenario, que hoy pernoctaría en la cárcel, que en su cumpleaños quiso ayuntarse con una menor, puta aún virgen... ¿Como van a desaparecer putas y putos porque lo quiera el sanchismo? ¡Coño y yo! Pero que me cuente como va a impedir citas por el móvil, polvos a domicilio, coyundas en apartamentos privados...y me debes tanto. Cuando un “negocio”, por nefando que sea, mueve al año 4.000 millones de euros, e implica a 600.000 personas, no ha nacido varón (ni hembra), capaz de abolirlo, “dejar sin vigencia esa costumbre” (DRAE). Ciertamente una mala costumbre.

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