Después de lo mucho que llevamos sufrido con el ascenso del populismo analfabeto a los poderes del Estado, sobre todo al Legislativo y al Ejecutivo, ... ahora llega Yolanda Díaz, una Ché Guevara teñida de rubia que mutó de nadie a ministra gracias a Pablo “Macho Man” Iglesias, cuyo cadáver la ferrolana deja tirado en la cuneta vestida de Purificación García para matar.

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Pues eso, que de los creadores de “Lo estamos jodiendo todo”, llega ahora Yolanda Díaz para terminar con la obra que inició Zapatero, le puso dinamita Iglesias y su Podemos, y detonó Sánchez con una idea de país que empieza y acaba en Franco viendo “Sálvame” mientras devora hamburguesas “crispy”. ¿Este es el país que quieren? Pues sigan votando a Podemos o a Sánchez y a su PSOE, partido secuestrado por el odio (desviación genética común en toda la izquierda) y por la chulería psicótica de quien ni está ni se le espera más allá de su retórica quemada y vomitiva, la misma, calcada, que la que usa Norma Jean Díaz para captar a los ilusos que embobó la basura podemita que nos ha traído hasta aquí, a este país que gracias a gente como Alfonso Guerra ya no reconoce ni la madre que lo parió. Pero afortunadamente muchos españoles seguimos en nuestro sitio: trabajando duro frente a la adversidad, fabricando sentido común y rezándole a la diosa esperanza para que esta pesadilla de borregos rabiosos desaparezca. La democracia no puede dar cobijo a sus verdugos.

España, ni ningún otro país de sus responsabilidades históricas, económicas, y democráticas, puede dejarse llevar por las veleidades populistas —de derechas e izquierdas— y por el pervertido gusto de las izquierdas por la represión y los incendios sociales. Y aquí es donde entramos nosotros, el electorado, que en demasiadas ocasiones mostramos una inocencia que raya con el deterioro mental (entérate, Mariano Feijóo). Por ejemplo, no es de recibo, como ocurrió con Podemos, que personas con una alta formación voten posiciones extremistas que llevan aparejadas el acoso y derribo al Estado y, por ende, nuestro bienestar. Y todo por acudir a la llamada electoral de las sirenas de la regeneración política, cuando cualquier ciudadano “normal” sabía que lo que traía Iglesias era el gulag y el beneficio propio. Ahora con Norma Jean Díaz se vuelve a repetir lo mismo para los mismos incautos: palabritas... y todos al suelo que os vais a enterar.

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