EL escritor ruso Ilya Grigorievich Ehremburg, en octubre de 1931, escribe: en la Plaza Mayor, bajo las arcadas, se pasean desde por la mañana, hasta ... por la noche los estudiantes, los soldados y las señoritas. Se guiñan unos a otros, pasean en un sentido y en otro, viven en la Plaza y en ella envejecen.

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Una larga “Quisicosa” de El Adelanto en 1932, refiriéndose a la hazaña de un “andarín”, el salmantino Ventura Almeida, lo ningunea en la mayor parte de sus estrofas. “...Cualquier infantil chicuelo / o ya cualquiera muchacha / al andarín más forzado / en el “volteo” aventaja. / Y no quiero amigos míos, / decirles a ustedes nada / de los sujetos modernos / que el día entero se pasan / dale que dale a la noria / por tarde, noche y mañana. / La Plaza es nuestro paseo, / nuestra expansión es la Plaza, / y lo mismo en pleno estío / que en horas de madrugada / y con cinco bajo cero / hay siempre parroquia magna /que no busca la delicia / colchonil de la jornada / si antes no se da las vueltas / consabidas a la Plaza. / ¿No digo verdad, don Fili, / y demás de la compaña? / Querer, pues, atosigarnos / en ese aspecto, son ganas / de gastarse en medias suelas / unas pesetas. Palabra”.

Si hoy hubiera que dar una “medalla al eterno paseante” la conseguiría Jesús García Vicente, jubilado del comercio de Jesús Rodríguez López, que a diario luce su garbo casi nonagenario.

Durante la noche las vueltas no cesaron a lo largo del tiempo y entre los personajes que no abandonaron su práctica se lleva la palma el citado don Fili, Filiberto Villalobos, “el médico de los pobres”, creador de “La Mendicidad” en 1909. Luciano Barcala Moro, estudiante de Medicina con las mejores calificaciones, luego médico de La Alberca durante 40 años, luciendo siempre su inmaculado cuello de pajarita y del que precisé sus amables servicios. Alfonso Castaño, médico dentista con consulta abierta en la calle Quintana 5 y 7. Federico Hoyos de Onís, dueño de la antigua farmacia situada junto al Arco de San Pablo, que presentó su tesis doctoral el 30 de junio de 1897 y fue bibliotecario del Casino de Salamanca. Guillermo Sáez Muñoz, el de la calle del Profesor Sáez, catedrático desde 1903 de Análisis Matemático y que trasladado a Valencia, añoró Salamanca, volviendo a opositar a su propia plaza, que había salido a concurso oposición. Constancio Núñez Berdonces, secretario del Ayuntamiento desde abril de 1945, quien pese a su cuasi ceguera hasta su fallecimiento en noviembre de 1980, no se perdía un solo día el rutinario paseo. Manolo Gracia González, excelente pintor y profesor de Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios. Damián Villar González, escultor y profesor de Modelado y Vaciado en la citada Escuela. Arístides Mateos Bermejo “Corín”, pintor excelente y redactor de La Gaceta con la sección semanal para los niños titulada “Candidín”. Enrique de Sena, extraordinario periodista, redactor jefe de La Gaceta y luego director de El Adelanto. Gabriel Hernández González, “Theudia”, director de El Adelanto desde 1961 a 1970, a quien sustituyó Enrique de Sena. Francisco Casanova Villar, subdirector de La Gaceta, crítico literario y de espectáculos. Luis Ferrer Cassau, periodista de La Gaceta. Juan Delgado, crítico de Arte. Cándido Cambón Elena, “Vidita”, platero y curioso personaje tertuliano de “La Sentina” del Novelty. Enrique Hernández, maquinista del teatro Liceo. Eladio Amorós Cervigón, “El Chico de la Revoltosa”, torero de grandes éxitos y protagonista de la película “El Niño de las Monjas”. Fueron también asiduos Miguel Ortiz Valverde y Alejandro Viota.

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